lunes, 22 de agosto de 2011

Teresa de Jesús
Amiga de Dios
¿Quién es Teresa de Jesús?
      Teresa es una mujer excepcional, inquieta y andariega, como muchas veces se le define. Ella, mujer de y para la Iglesia, nació en Ávila, España en 1515. En torno suyo se crea y suscita esta nueva familia conocida hoy como las Carmelitas descalzas, -mujeres de vida contemplativa- y los Carmelitas Descalzos, familia religiosa que ella  va formando y educando en el camino de la oración hacia la contemplación para el servicio de la Iglesia. En tiempo de Teresa de Jesús, llegó a fundar 17 Carmelos femeninos y 19 de conventos de frailes descalzos en toda España.
      Teresa de Jesús ha dejado a la Orden y a la Iglesia, su Magisterio espiritual donde podemos citar sus cuatro obras mayores: el Libro de la Vida, Camino de Perfección, las Moradas y las Fundaciones, así como otros: Comentario al Cantar de los Cantares, Constituciones, Cuentas de Conciencia, Exclamaciones, Poesías, entre otros.
     En 1582 fallece como Hija de la Iglesia en Alba de Tormes. El papa Pablo VI, en 1970, la declara junto con Santa Catalina de Siena como las dos primeras Doctoras de la Iglesia Universal. Teresa es maestra de oración en la Iglesia; una estatua suya, que se encuentra en el Vaticano en Roma, confirma ese lugar que la Iglesia le ha concedido, reza lo siguiente: Teresa, Madre de los espirituales.
Rasgos característicos de un humanismo.
     La personalidad de Teresa de Jesús era una fuerte y natural simpatía que la hacía muy atractiva. Repetía que "un santo triste es un triste santo" y que "tristeza y melancolía no las quiero en casa mía". Tenía, además, una extraordinaria capacidad de comunicación, lo que hizo que numerosas personas de todos los estratos sociales buscaran su amistad: obispos y arrieros de los caminos, nobles y campesinos, teólogos y estudiantes. Ella insistía en que "cuánto más santos, han de ser más comunicables".
     Hay un testimonio muy bello que relatan las descalzas reales de Madrid, cuando les visitó en alguna ocasión tras sus aventuras fundacionales y acogiendo bajo su techo a la santa fundadora que iba de paso a la reciente capital de España, dicen: …bendito sea Dios que nos ha dejado ver una Santa a quien todas podemos imitar: habla, duerme y come como nosotras, y conversa sin ceremonias y melindres de espíritu… Así es Teresa, una santidad –amistad con Dios- que se muestra como es: natural y auténtica.
Teresa irradia simpatía y suavidad en el trato. Una de las cualidades connaturales en Teresa es la afabilidad que es una actitud de agrado de apertura a la convivencia con nosotros y de un trato suave y amable en contraposición a la rudeza y aspereza, a las actitudes de mutismo o de retraimiento a todo tipo de modales descorteses. Afable y conversable son términos equivalentes en su léxico. Afable es igual a conversable procurar ser afables y entender de manera con todas las personas que os trataren, que amen vuestra conversación[1].
Humildad, verdad, entrega, alegría, agradecimiento, amistad, servicio, misericordia, perdón, afecto, simplicidad, transparencia, sencillez, humor, paciencia, perseverancia, aguante son actitudes que emergen del humanismo teresiano. De ellas brota la oración porque la vida espiritual no es un manto externo sino que nace y se alimenta de la vida y necesita fundamentos humanos. Sin sujeto no hay encuentro con Dios. Y estos fundamentos no se construyen sobre leyes ni estructuras humanas.
La humildad y la verdad son la base de la virtud que Teresa enseña a sus hijas e hijos. Sabe que existe una humildad que es encogida y acomplejada y conoce los estragos de esta falsa humildad[2]. Ella vive la humildad auténtica que proviene de la contemplación de Jesús, el verdadero humilde. Es receptiva a la limitación propia y ajena, y sabe que nadie puede ser apoyo firme para nadie. Sus grandes experiencias místicas no la apartan del realismo sobre las debilidades de la vida humana que comparte con todos[3].
Es una mujer de contrastes: contemplativa y activísima; sencilla y sabia, enferma y fuerte, solitaria y siempre acompañada, perseguida y dichosa, pobre y espléndida, pecadora y santa. ¿Cómo se puede ser todo esto en una pieza y a la vez? ¿Vivir en la séptima morada y pisar firme con sus sandalias el duro suelo de su tierra?
La experiencia de amistad como fundamento para la oración.
Para Teresa de Jesús, lo que despierta a amar, es sentirse profundamente amada. Desde pequeña ese valor lo vive con intensidad, recuerda ella que en su infancia era querida por todos… y ya en edad avanzada, llegará a experimentarlo con el buen Jesús,  de aquí se desprende la cotidianeidad en el trato muchas veces a solas… En Teresa esa es la calve de su amistad con Dios y con los demás: sentirse amada.
A sus 50 años, Teresa recordará, cuando escriba el libro del la vida, que Dios de muchas maneras a intervenido en su vida, mirando y remirando[4]. La mirada de Dios la descubre en lenguaje de amor. Dios nos mira con amor y espera que le miremos para recibir su amor. Ese amor que nos hará libres, plenos. De ahí insistirá Teresa en tener los ojos puestos en Él… mira que te mira… La mirada de Dios es amor.
El fundamento donde Teresa pone los cimientos para su relación de amistad con Dios es saberse digna para tratar y comunicarse con Dios. Es una verdad que nadie nos puede arrebatar y quitar. Todos nacimos y podemos entablar comunicación con Dios… Es una verdad que Teresa, tras larga travesía en su camino espiritual, lo comparte para quienes quieren ser amigos fuertes de Dios. Es una travesía que podemos hacer todos, porque es el fin que toda relación: un camino de libertad para ser y vivir con autenticidad y  naturalidad, sin máscaras, ni apariencias, ni estereotipos que destruyen a la persona. El fin último de esta andadura por el camino es llegar a ser verdaderos humanos que nos sintamos amados y con capacidad para dar amor. Teresa de Jesús descubrió que Dios es amigo, y es amigo de verdades. Para Dios lo importante es que SEAMOS HOMBRES Y MUJERES auténticos, únicos, porque siendo el Creador, nos hizo a todos a su imagen y semejanza.
Teresa aprendió a ser amiga siendo amiga del Amigo y sus amigos y amigas la llevaron a la fuente de la amistad. El libro de la vida es una lección práctica de amistad en Jesús. Reta a sus amigos a tomar partido por Jesús y por su causa, a optar por la santidad: ¿Dice vuestra reverencia que me quiere? En disponerse para que el Señor le haga esta merced quiero que me lo demuestre[5]  Y la gracia a la que quiere que nos dispongamos es ¡la locura!: seamos todos locos por amor de quien por nosotros se lo llamaron[6]. En el mundo necesitamos una comunidad de amigos que nos mantenga en forma, ..este concierto querría hiciésemos los que al presente nos amamos en Cristo... que procurásemos juntarnos alguna vez para desengañar unos a otros y decir en lo que podríamos enmendarnos y contentar más a Dios; que no hay quien tan bien se conozca así como nos conocen los que nos miran, si es con amor y cuidado de aprovecharnos.[7]
Teresa de Jesús se convierte en mediadora, en canal de gracia para sus amigos; y sus amigos, al quererla, conocen y aman a Jesús. La espiritualidad teresiana es por eso, la espiritualidad de la amistad. Para Teresa, la amistad es un soporte vital. Es consciente del tesoro incomparable de la misma por eso la busca, la encuentra y sabe contagiarla. Pero, como todo lo auténtico, es un proceso y un aprendizaje continuo que implica lucha contra nuestro egoísmo, deseo del bien del amigo, liberación de ataduras, pasar por el cuerpo y llegar al castillo interior del otro para comunicarnos de hondón a hondón, búsqueda común de la voluntad de Dios, aprender a escucharnos y a compartir, sufrir y gozar, perdonar, creer en el otro/a ... A ser amigos/as aprendemos, siéndolo. Teresa aprendió, como todos/as de sus equivocaciones, de sus dependencias, de sus intentos de amar.
Para vivir este amor, libre, gratuito y sin ningún interés, mostrado por el buen Jesús en el evangelio, que Teresa dirá que es el capitán del amor, aprenderá de Él que su afectividad, sentimientos y emotividad hay que acomodarlas por el camino de la libertad. Muchas veces lo que llamamos amor, no es amor. Y el amor evangélico es totalmente diferente al que vivimos en la actualidad. Sin embargo, el amor se aprende y se vive desde los núcleos familiares, sociales, culturales donde se es posible educar para amar a Dios y a los demás con una característica que Teresa descubrió en el buen Jesús: un amor con pasión que es amar dándose, darse, sin esperar nada. Este es el verdadero amor, sin exigencias, reclamos, carencias, necesidades.. etc… Y este amor se ejercita no sólo con relación con Dios, sino también se ejercita en los demás. Cuanto amo a Dios en libertad, así es otro tanto con los demás, desde el amor gratuito y sin ningún interés, aprendido desde Jesús.
La oración, camino de amistad
Teresa nos propone andar el camino de la oración, que la define como trato de amistad, tratando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama… Es un camino que restablece nuestra dignidad y naturalidad para estar en continúa amistad con Dios.
Descubre Teresa la importancia de conocer y saber la andadura que se necesita para el camino de la oración. Es un camino nada fácil, porque se ha escrito mucho, sin embargo, se experimenta poco. Y en Teresa es forzado que el aprendizaje de la oración sea educarnos en la oración orando. En el ejercicio de la oración se aprende orando, no hay otra alternativa y es la pedagogía que ella utiliza. No podemos hablar de la oración, si no está la experiencia que avale lo que se dice. Así educa el Buen Jesús a sus discípulos. Esta es la escuela de Jesús y la escuela de Teresa, aprender y dejarse educar en la vida.
A veintiocho años de experiencia Teresa nos hace hincapié de lo mucho que le ayudó la oración para dejarse educar por Dios a pesar de sus resistencias de adentrarse en su camino hacia el interior. Nos anima en esta aventura de trato al quitarnos el temor, …no entiendo esto que temen los que temen comenzar oración mental, ni sé de qué han miedo[8] 
La oración –relación de amistad-, será el medio por donde ella, irá integrando (ejercicio de toda la vida) en su historia de amistad:
·         La perseverancia en la oración, será un eje motivador en Teresa. Ella descubre que por este medio puede alcanzar grandes cosas.  Teresa se ejercita en algo que sencillamente podemos hacer: …procurar traer a Jesucristo, nuestro Bien y Señor, dentro de mí presente… le representaba en el interior… procuraba traer la humanidad del Señor[9]. 
·         Este ejercicio le ayudaba a andar con más pureza de conciencia[10]. 
·         Y, mientras Teresa se dispone, Dios a pesar de las ruines e imperfectas que fuesen las obras, este Señor mío las iba mejorando y perfeccionando y dando valor, y los males y pecados escondía…[11]
·         Durante muchos años, la oración le ayudó a descubrir que ha recibido tantas mercedes –regalos- del Señor[12]  que sin ella no se hubiera despertado a tantas formas por donde Dios le llevó.
·         La oración, que es la puerta fundamental será que la ejercite, porque, con la oración nos comunicamos con Dios, si se pierde este trato no sé cómo las hará –regalos-[13], dice Teresa 
·         La dificultad es que para que Dios  quiera entrar a regalarse… y regalarla –al alma-  es necesario que dentro de sí, su interioridad este sola y limpia y con gana de recibirlos[14]  
·         En la oración teresiana es un trato continuo donde es una amistad afectiva, fiel, paciente, perseverante, esperanzadora, salvadora, liberadora, cercana, acompañante.
·         Para ser amigo de Dios, como lo fue Teresa, es necesario que el trato sea lo esencial en la vida pues es importante que …dure la amistad para encontrar las condiciones: la del Señor ya se sabe que no puede tener falta, la nuestra es ser viciosa, sensual, ingrata[15] concertar estas dos condiciones se va conformando por el trato, la oración y, por el amor pues viendo lo mucho que os va en tener su amistad y lo mucho que osa ama, pasáis por este pena de estar mucho con quien es tan diferente de vos[16].
Profundamente enamorada de Jesús, nos enseña a poner los ojos en Él: "No os pido otra cosa que le miréis... Mire que Él le mira"; a mirar a Jesús como "amigo que nunca falla, compañero de camino, valiente capitán en la batalla, siempre cercano... Si estáis tristes miradle camino del calvario y Él, por consolar vuestras penas olvidará las suyas; si estáis contentos, miradle resucitado y veréis cómo su gloria os inunda".  
Conclusión
Tanto en el tiempo en el que vivió Teresa de Jesús, como el nuestro, somos herederos de un tiempo donde estamos envueltos en muchos distractores que nos descentran de nosotros mismos y nos hacen estar fuera de sí  (MCS, internet, twiter, facebook, móvil, etc.…). Volver la mirada al interior es una lucha que se vuelve guerra contra nosotros mismos, pues en la actualidad se tiene temor al silencio, la soledad, necesarias para la interiorización y el camino orante propuesto por Teresa, ante la guerra que se recibe del exterior.
Los acentos que la sociedad y la cultura posmoderna actual influyen en la vida y nos empuja a vivir a la búsqueda de intereses personales y placeres egoístas, una visión fragmentaria de la realidad, compromisos inestables que provocan una falta de responsabilidad ante las decisiones que algunas son para siempre provocan movimientos internos en la falta de seguridad y confianza en sí mismos, falta de opción y decisión, etc… Teresa, a la medida de su cultura y realidad social, desde la perspectiva del siglo XVI, vivió algo semejante: comencé a traer galas y a desear en contentar en parecer bien, mucho cuidado de manos y cabello y olores y todas las vanidades que en esto podía tener…. ahora veo cuán malo debía ser[17]… malas compañías…[18] honra[19]  son aspectos, que podemos trasladar a la vida de la juventud hoy.
Lo vivido por Teresa de Jesús en su juventud, no le restó la posibilidad de descubrir el camino de la verdad que es Dios. Teresa hace cercano esta andadura al mostrarnos que ella también, desde su debilidad y fragilidad e impotencia, ante muchas cosas que vivía y descubría en su ser, pudo vivir dignamente la relación con Dios y con los demás; y por medio de la oración y amistad fue amiga de Dios.
Que Teresa de Jesús como modelo de santidad, como amiga de Dios, nos alcance esta gracia de vivir la dignidad de comunicarnos con Dios y vivir en su amistad.
Julio Rincón, ocd
Alba de Tormes, SALAMANCA, ESPAÑA
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[1]  C. 41,7


[2]  “Humildad es andar en verdad” (6M 10,7).


[3] .    “Otras veces me da una bobería de alma –digo yo que es-, que ni bien ni mal me parece que hago, sino andar al hilo de la gente, como dicen; ni con pena ni con gloria, ni la de vida ni muerte, ni placer ni pesar. No parece se siente nada. Peréceme a mí que anda el alma como un asnillo que pace, que se sustenta porque lo dan de comer y come casi sin sentirlo; porque el alma en este estado no debe estar sin comer algunas grandes mercedes de Dios, pues en vida tan miserable no le pesa de vivir y lo pasa con igualdad, mas no se sienten movimientos ni efectos para que se entienda el alma (V 30, 18ss)


[4]  V. 2, 8


[5]  V. 16


[6]  V. 16, 6


[7]  V.  16, 7


[8]  V. 8, 7


[9]  ibidem


[10]  V. 4, 8


[11]  V. 4, 10


[12]  ibidem


[13]  V. 8, 9


[14]  ibidem


[15]  ibidem


[16]  ibidem


[17]  V. 2, 2


[18]  V. 2, 3


[19]  V. 2, 3

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