viernes, 14 de octubre de 2011

Nueve temas para conocer a Teresa de Jesús

Nueve temas para  conocer a
santa Teresa de Jesús
Alba de Tormes, ESPAÑA



Primer tema:
     ¿Quién es Teresa de Jesús?

 Preámbulo.
     En estos días de la novena a santa Teresa de Jesús, me gustaría que tuviéramos en cuenta varias cosas:
·         Teresa inicia a poner por escrito su experiencia de vida a los 50 años de edad. Estamos hablando del año de 1565. Ya ha iniciado la experiencia de su primer Monasterio de san José en Ávila.
·         A los 50 años de edad cobra conciencia de lo que ha vivido y al ponerlo por escrito va ejercitando y puliendo el talento literario y se da cuenta de que al escribir, está hablando, comunicando su experiencia. Esto le ayuda a tener más claridad y a tener elementos de discernimiento de las acciones de Dios.
Un primer aspecto, en la vida de Teresa es recuperar el camino, que conscientemente ella descubre que ha perdido desde la infancia. Lo enmarca desde el camino de la virtud. Si tomamos en cuenta la definición de lo que es la virtud, decimos que es una cualidad humana que permite a quien la posee tomar y llevar a término las decisiones correctas en las situaciones más adversas para cambiarlas a su favor. El virtuoso es el que está en camino de ser sabio, porque sabe cómo llegar a sus metas sin pisar las de los otros, porque pone a los demás de su lado y los lleva a alcanzar un objetivo común. El virtuoso es el que «sabe remar contra la corriente» también una persona virtuosa es aquella que sabe sacar a delante cualquier problema que venga, es una persona que tiene muchas cualidades y las pone en práctica a diario.
     Este es el camino que Teresa de Jesús, desde la oración empieza a cobrar conciencia. Un camino de la oración no puede ir sólo si no se apoya en la virtud, en el ejercicio que el hombre y la mujer dispone para tener un camino coherente en la vida.
     Veamos cómo Teresa descubre la importancia de la virtud:

      ¿Qué dice Teresa de sí misma?
     Desde muy pequeña Teresa nos narra que despierta a la vida y este despertar lo encamina hacia la virtud que conlleva a un camino desde la verdad, lo bueno. El principal rasgo que Teresa, en su humanismo, nos ofrece es la importancia de la virtud. Virtud no como un ropaje mal entendido de comportamiento moral, puritano, sino aquella virtud que conlleve a la verdad y la sabiduría.
     Esta verdad de la virtud la irá perfilando Teresa desde dos realidades: la realidad de Dios, que interviene en su vida y, el descubrimiento de sí, su propia verdad. Estas dos realidades se integrarán con naturalidad desde la experiencia de sentirse amada por Dios. Este amor es quién cambiará el panorama de vida: la gracia-amistad con Dios. Teresa reconoce una verdad, es Dios quien tiene la iniciativa a la vida de amistad:
*       ¡Oh Señor mío!, Pues parece tenéis determinado que me salve, plega vuestra Majestad quesea así!..[1]
*       …pone devoción ver cómo me daba Dios tan presto…[2];
*       … hacerme tantas mercedes, como me habéis hecho… no me parece os quedó a vos nada por hacer, para que desde esta edad no fuera toda vuestra…[3] Paréceme andaba su Majestad mirando y remirando por dónde me podía tornar a sí….[4];
*       quiso el Señor comenzar a darme luz,…[5]
     Teresa reconoce que la virtud se aprende. La mejor escuela de aprendizaje de los valores es la familia …el tener padres virtuosos y temerosos de Dios[6] …ayudábame no ver en mis padres favor sino para la virtud. Tenían muchas…[7]; mi padre… mucha caridad para con los pobres y piedad con los enfermos, y aún con los criados[8]…; mi madre tenía muchas virtudes… grandísima honestidad… muy apacible y con harto entendimiento…[9]; Éramos tres hermanas y nueve hermanos… en ser virtuosos…[10]  Lo que resalta Teresa es la bondad de quienes le rodean. La familia es un lugar bueno, o tendría que serlo, para crecer en la virtud. La familia es el espacio natural donde se crece y se aprende lo que se necesita para la vida. He ahí el cuidado de los padres en la enseñanza de los hijos e hijas. La familia, el hogar es el lugar adecuado y más seguro para lo bueno en los hijos.
     Teresa recupera varios datos que, ahora a los 50 años de edad, reconstruye ese camino que ya había experimentado de lo bueno de la virtud con estas características naturales:
     *       en esto me daba el Señor gracia, en dar contento adondequiera que estuviese; y así era muy querida…[11];
*       en esto de dar contento a otros he tenido extremo, aunque a mí me hiciese pesar; tanto que, en otras fuera virtud y en mí ha sido gran falta, porque iba muchas veces muy sin discreción…[12]
Esta virtud de dar contento, la podemos descubrir e su capacidad afectiva que le proporcionó siempre una capacidad para crear relaciones humanas brillantes. Fue hija preferida, las hermanas la valoraban por su simpatía y su alegre humildad en el servicio, los seglares valoraban la gracia y el donaire de su conversación. Sus superiores se sirven de su don de gentes para recabar las necesarias limosnas.
     Cuando esta capacidad de relación, de dar contento, como virtud natural humana inició a girar en la órbita de Cristo, afianzará un humanismo más espontáneo en su relación afable, tierna y comprensiva para con quiénes la rodeaban. De dar contento para ahora a un camino de contentar a Dios en los demás…
     Anclada en Cristo, su vida afectiva se despliega con una amplitud sorprendente y nada de su natural queda apartado de Él. Desde ahí puede liberar todas las fibras de su corazón y enraizadas en el Amado descubrir lo que es humano. Mirándose a sí misma le aparece su verdad, la unión con Cristo, como plenitud de sí misma.
     La naturalidad y la disponibilidad hacen despertar en Teresa la comprensión de un llamado y de una intervención de Dios que le suscita claridad y sentido lo que está realizando. Experimenta nuevas fuerzas al darse cuenta que el Señor …me dio a entender cómo favorece a los que se hacen fuerza para servirle...[13]
       ¿Qué dice la gente que es Teresa de Jesús?
      Teresa era un mujer trasparente. Sabía que la mejor manera de andar en la verdad era la naturalidad. Una persona que se relaciona con naturalidad tiene una verdad dentro, pues no esconde, ni se esconde, es. Esta virtud de dar contento y contentar a Dios en los demás… lo podemos descubrir en las palabras de muchos hombres y mujeres que reciben de Teresa esta manera de amar.
     Descubrimos esta naturalidad en Teresa por varios testimonios que han dejado huella para descubrir el humanismo teresiano:
*       Ribera, el primer biógrafo de la santa, la describe así: …Los ojos negros y redondos y un poco papujados (que ansi los llaman, y no sé cómo mejor declararme), no grandes pero muy bien puestos y vivos y graciosos, que en riéndose se reían todos y mostraban alegría…[14]
*       P. Pedro de la Purificación, escribió: Una cosa me espantaba de la conversación de esta gloriosa madre, y es que, aunque estuviese hablando tres y cuatro horas, tenía tan suave conversación, tan altas palabras y la boca tan llena de alegría, que nunca cansaba y no había quien se pudiera despedir de ella.
*       La Hna. María de S. José dice: Tenía muy linda gracia… en el rostro, que con ser ya de edad y muchas enfermedades, daba gran contento mirarla y oírla, porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabras y acciones[15].
*       La Hna. Ana de san Bartolomé, hablando de su manera de viajar: No era amiga de gentes tristes, ni lo era ella, ni quería que los que iban en su compañía lo fuesen. Decía: Dios me libre de santos encapotados[16]
*       Fr. Luis de León, el primer editor de las Obras completas, dice: en sus libros, sin ninguna duda quiso el Espíritu Santo en la madre Teresa fuese un ejemplo rarísimo, porque en la alteza y claridad con que las trata excede muchos ingenios; y en la forma de decir, y en la pureza y facilidad del estilo, y en la gracia y buena compostura de las palabras, y en una elegancia desafeitada que deleita en extremo dudo yo que haya en nuestra lengua escritura que con ellos iguale. Y así siempre que los leo me admiro de nuevo; y en muchas partes de ellos me parece que no es ingenio de hombre el que oigo; y no hubo sino que hablaba el Espíritu Santo en ella en muchos lugares, y que la regía la pluma y la mano, que así lo manifiesta en la luz que pone en las cosas oscuras y el fuego que enciende con sus palabras en el corazón que lee…[17]
*       Las descalzas reales de Madrid y acogiendo bajo su techo a la santa fundadora que iba de paso a la reciente capital de España, dicen: bendito sea Dios que nos ha dejado ver una Santa a quien todas podemos imitar: habla, duerme y come como nosotras, y conversa sin ceremonias y melindres de espíritu…
*       Fray jerónimo de San José dice: tenía particular aire y gracia en el andar, en el hablar, en el mirar y en cualquier acción o ademán que hiciese o cualquier manera de semblante que mostrarse. La vestidura o ropa que trata, aunque fuese el pobre hábito de sayal de su orden y un harapo viejo y remendado que se vistiese, todo le caía bien…
*       Dice el médico Antonio Aguilar: Era cosa de cielo ver con qué tiento examinaba el talento de las personas. Y a las dos vueltas que daba, calaba y tanteaba los quilates de valor que tenían las mujeres que le venían a hablar para tomar el hábito…
*       Julián de Ávila comenta: No les duraba más la murmuración de hasta hablarla y conocerla, que después de conocida, principalmente los confesores, no había quien más la loase y aprobase que ellos, y quien más defendiese a banderas desplegadas sus cosas... y los que antes de oídas, no gustaban de sus cosas y negocios, después que por vista de ojos la veían, hablaban y confesaban, gustaban tanto y la alababan tanto, que le daban toda la autoridad que podían y la alentaban a que siempre anduviese en lo que andaba.
Su simpatía natural le abrió numerosas puertas y le ayudó a entretejer una compleja red de relaciones y de amistades incondicionales con obispos, religiosas, teólogos, nobles, hidalgos, mercaderes y arrieros; aunque también le creó serias dificultades entre los que no veían compatibles la afabilidad y la santidad. Ella tenía muy claro que cuanto más santas, han de ser más conversables[18] y un alma apretada no puede servir bien a Dios. Le gustaba repetir: Tristeza y melancolía, no las quiero en casa mía.
Podemos descubrir en Teresa de Jesús:
*       El camino de la virtud nos orienta a la verdad, a lo bueno.
*       La virtud se aprende en la familia. ¿Qué cosas buenas y verdaderas he aprendido de la familia que lo conservo hasta hoy?
*       Lo que aprendemos de Teresa de Jesús es SER ante los demás con libertad y naturalidad.
*       En Teresa, el camino de la naturalidad hacen descubrir la necesidad de ser trasparentes, libres, afables y conversables.


[1]  4, 3
[2]   2, 1
[3]  9, 3
[4]  4, 3
[5]  4, 5
[6]  4, 5
[7]  32, 2
[8]  1M 1, 4
[9]  20, 6
[10]  ibidem
[11]  ibidem
[12]  37, 5
[13]  1M 1, 12
[14]  4M 1, 7
[15]  6, 2
[16]   7, 7
[17]  6, 7
[18]  6, 3
[19]  6, 8
[20]  40, 3
[21]  HERRAIZ, Maximiliano, A ZAGA DE TU HUELLA,  Carmelo 2000, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2000, p. 279.
[22]  6,3
[23]  6, 4
[24]  6, 9
[25]   5, 1
[26]  7, 5
[27]  7, 7
[28]  7, 8
[29]   7. 9
[30]   7, 9
[31]  7,9
[32]  7, 10
[33]  7, 10
[34]  7, 10
[35]  7, 5
[36]  7, 4

Segundo tema
La virtud del amor
Teresa propone como disposición para la oración, el camino de la virtud. Su experiencia orante le llevó a esa conclusión. No se puede ser orante si no hay libertad. Cuando Teresa se enamora del Buen Jesús, aprende de Él, este camino de la libertad. El Buen Jesús vive libre y se entrega del todo a Dios. Esto lo vivirá profundamente en el camino de la oración, en esa clave de amistad en la que se van aparejando las dos condiciones para ser un camino verdadero.
Teresa ha cobrado conciencia de la necesidad de la virtud. Ve en el Buen Jesús, tres virtudes importantes: amor, desasimiento y humildad. Tres cosas necesarias que se necesitan como equipaje para la aventura de la interioridad por medio de la oración.
A Teresa le interesa más el orante que la oración. No enseña oraciones, enseña cómo ser personas que puedan orar. En esto invierte tiempo, energías… Acompaña a la persona, para que sea ella la que ore, en vez de estar desde fuera presionando, empujando. Ella no comienza proponiendo métodos de oración o reglas de meditación. Algunas hermanas le piden que les enseñe los caminos de la contemplación, pero ella comienza por la vida. Se requieren virtudes evangélicas. Son tan necesarias que si no las tienen es imposible ser mujeres contemplativas, y cuando pensaren que lo son, están muy engañadas[1]
Teresa, para poder educarse en este ejercicio propone varios elementos que nos ayudarán a vivir y ejercitarnos en estas virtudes. Para Teresa es importante:
·         Poner los ojos en el…[2]. Porque estas tres virtudes son tan amadas de nuestro Enseñador Cristo, que nunca un punto se vio sin ellas![3]
·         Ser conscientes de la virtud porque …son tan necesarias que, sin ser muy contemplativas, podrán estar muy adelante en el servicio del Señor; y es imposible, si no las tienen, ser muy contemplativas, y, cuando pensaren lo son, están muy engañadas…[4]
Veamos ahora la primera virtud: el amor de unos con otros.
Teresa de Jesús propone como un valor para quiénes están en el camino de la oración el ideal de la amistad. Por ello, cuando se lanza a fundar los monasterios tiene criterios para lo que busca en este ejercicio del amor, no más de trece…. comunidad pequeña, donde circule el amor y facilite la relación en donde se propicie un ambiente de familia, de cercanía, de suavidad en la vida fraterna… Lo que rige en una comunidad teresiana, es el amor, no el rigor. Una comunidad sin amor, es una comunidad que no sabe orar, porque no se ha experimentado la monja o el fraile, amado por Dios y no ha descubierto el amor.
Teresa expresa el amor, el amor de verdad. No hay cosa enojosa que no se pase con facilidad en los que se aman[5]. Sólo cuando ella se aclaró en este tema misterioso de la afectividad humana, pudo bogar mar adentro en el trato de amistad con El. En amaros mucho unas a otras va muy mucho[6].
La conciencia de Teresa en el camino de la virtud, aprendida desde el Buen Jesús es el ejercicio del amor. Teresa lo entiende como una exigencia evangélica, que lo vivió y nos lo manda el Buen Jesús: …ámense los unos con los otros… pues será el signo más claro de que somos amigos/as y discípulos/as de Jesús. Teresa descubre que para alcanzar esta virtud, se necesita un aprendizaje, educarnos en el amor. ¿Dónde podremos aprenderlo? En el Buen Jesús que es el capitán del amor…
Teresa lanzará a la comunidad teresiana, y ahora a todos los que quieren conocer a Teresa de Jesús, elementos necesarios para el ejercicio de la virtud del amor. Ejercicio que va de la mano con los momentos orantes y del conocimiento del Buen Jesús. Estos elementos los podemos ir descubriendo con varias formas que nos ayudarán a ir cobrando conciencia para darnos cuenta de que si el amor que vivimos es verdadero o no.
a.      Teresa nos propone andar despiertos en el amor… porque el Buen Jesús no duerme… es menester ver el suyo –su amor-  para despertarnos cada día.[7] Pues es necesario despertarles a amar a quien hace tantas misericordias… es buen amigo de que no pongan tasa a sus obras[8]
b.      Para Teresa es importante, como el Buen Jesús nos lo enseña, ser signos del amor y mostrar que somos amigos y amigas de Jesús. Es importante que el amor se muestre, se transforme en obras y palabras para que los demás quieran la amistad del Buen Jesús y contagiarlo. Teresa hace hincapié en la importancia del trato, de unos con otros, para que con nuestra relación entre nosotros y con los demás,…quisieren aprender vuestra lengua[9], ¿qué lengua? La del amor, que consiste en enseñar…con piedad y amor y oración… y que aproveche[10] a los demás y haga a los demás que vayan a buscar maestro que le enseñe…. para despertar a alguna para este bien[11]. Con nuestro trato, del lenguaje del amor, es bueno guiar a las demás al buen Maestro.
c.       El lenguaje del amor es muy ambiguo, porque se piensa que se ama, cuando no es verdadero el amor, de ahí la necesidad de educarnos en esta virtud.  Teresa sugiere que se tenga cuidado, se esté alerta porque el buen Jesús como buen Enseñador …ve que era menester despertarles y acordarles que tienen enemigos… para no andar sin entenderse, engañados[12]; hay muchas cosas que nos pueden desatinar en el camino que nos obstaculiza el ejercicio del amor. El Buen Jesús nos enseña que hay que perseverar y, ante las dificultades y caídas sufridas, es bien no escandalizar a los flacos…
d.      Para despertar estas ganas de hacer obras en su servicio es bueno que miremos y consideremos lo que le debemos y la muerte que pasó por nosotros… esto nos despertará a amar a este Señor[13]
e.      Teresa buscó el amor en la libertad. Y la apropiación de la libertad es el motor de la vida para amar de verdad a Dios. Teresa vive en esta plenitud libre al decir que la vida toda …no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así lo que más os despertare a amar, eso haced.[14] Libertad y amor están unidad. Una lleva a otra y si tiene como fin amar a Dios, se realiza la plenitud y la alegría.
f.        Teresa se dará cuenta, siendo ella una mujer de relaciones profundas, que el amor tiene muchos enredos…[15] porque decimos que amamos y en realidad no es amor. Este no amor se refleja en actitudes egoístas, posesivas, dependientes…. Una clave para entender cuando es amor, es en la libertad. Pues el amor, enseñado por el Buen Jesús y aprendido por Teresa debe ayudar a la entrega total a Dios. ¿Cómo es este amor libre que Teresa nos propone? ¿Cómo ejercitarnos en este amor despierto? Iniciará Teresa a ponernos algunas formas muy cercanas a nuestra vida cotidiana donde el amor se puede poner por obra:
*       sabernos condoler de los trabajos de los prójimos por pequeños que sean,… traer cuidado de mirarse cuando era flaca y ver que si no lo es, no viene de ella; …es menester siempre velar y orar…[16]
*       …son siempre aficionadas a dar mucho más que no a recibir. Aun con el mismo Criador les acaece esto[17].
*       …persona ama con amor muy diferente[18]
*       …sí aman, pasan por los cuerpos y ponen los ojos en las almas y miran si hay que amar;…[19].
*       …aman a Dios, todo lo bueno aman, todo lo bueno quieren, todo lo bueno favorecen…; no aman sino verdades…. ¿pensáis que es posible, quien muy de veras ama a Dios, amar vanidades… Todo porque no pretende otra cosa sino contentar al Amado. Andan muriendo porque los ame[20] [21]
g.      El amor que Teresa nos propone es el amor puro. La virtud del amor es desinteresado, libre de egoísmo, practicado con obras y no sólo con sentimientos. Amor en comunión, alegrándose y condoliéndose con las alegrías y sufrimientos de los otros[22]. Teresa les diseña la silueta del verdadero amante: son estas personas que Dios llega a este estado (al amor puro) almas generosas, almas reales; no se contentan con amar cosa tan ruin como estos cuerpos, por hermosos que sean, por muchas gracias que tengan, bien que place a la vista y alaban al Criador, más para detenerse en ello, no. Digo “detenerse” de manera que por estas cosas les tengan amor; les parecería que aman cosa sin tomo y que se ponen a querer sombra; se correrían de sí mismos y no tendrían cara, sin gran afrenta suya, para decir a Dios que le aman[23].
h.      Cuál es el amor perfecto: es el que va imitando al capitán del amor: Jesús, nuestro bien[24]. Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán… es amigo verdadero” Alabad mucho, hijas, a Dios por esta libertad que tenéis[25]
i.        E imitando al Buen Jesús desde el amor, propondrá estas actitudes a las comunidades que las podemos tener en nuestras relaciones con los demás:
*       es bueno y necesario mostrar algunas veces ternura en la voluntad, y aún tenerla, y sentir algunos trabajos y enfermedades de las hermanas, aunque sean pequeños;[26]  ¿dónde mostrar ternura? ¿En qué circunstancias?
*       … estar atentos a las necesidades de los demás…aunque sean pequeñas,… Teresa está atenta a que desde las cosas pequeñas se puede acrecentar el amor de unas con otras…
*       …sentir que las unas se apiaden de las necesidades de las otras[27], buscando no el interés personal, sino de la comunidad teniendo en cuanta un criterio..
*       ¡oh, qué bueno y verdadero será el de la hermana que puede aprovechar a todas, dejando su provecho por los de las otras![28] 
*       procurar quitarlas de trabajo y tomarle ella para sí en los oficios de casa, y también de holgarse y alabar mucho al Señor del acrecentamiento que viere[29].
o   ayudan mucho a la paz y conformidad de unas con otras[30].
o   pocas y mal avenidas no lo permita Dios[31]
*       si alguna palabrilla de presto se atravesare, remédiese luego y hagan grande oración; y en cualquiera de estas cosas que dure, o bandillos, o deseo de ser más o puntito de honra[32]
o   dense por perdidas…[33]  
o   piensen y crean que han echado a su Esposo de casa y que le necesitan a ir a buscar otra posada, pues le echan de su casa propia[34].
*       esta manera de amar es la que yo querría tuviésemos nosotras; aunque a los principios no sea tan perfecta, el Señor la irá perfeccionando…[35]
o   ¿Cuál? … parece y va imitando este amor al que nos tuvo el buen amador Jesús… así ganan mucho los que tienen su amistad[36]
Podemos descubrir en Teresa de Jesús:
*       El amor como virtud nos lleva a experimentar la libertad para entregarnos del todo a Dios.
*       El ejercicio del amor nos hace personales reales, maduros al descubrir el lenguaje de la gratuidad que consiste en darnos a los demás, como el Buen Jesús, sin recibir nada.
*       El amor más que un sentimiento es un amor que orienta a la entrega gratuita con los demás. El amor hace consciente que el centro de la vida no somos nosotros mismos, sino los demás y Dios. El punto de partida es la incondicionalidad, libertad y apertura. Ya la persona no se busca a sí misma, sino como contentar, remediar, descubrir las necesidades de los demás. Un amor abierto como el Buen Jesús.
*       Un amor concreto es ver las necesidades en los demás… estar despiertos a lo que sucede en nuestro entorno para mostrar ternura compadeciéndonos del dolor, sufrimiento, enfermedad en los demás….


[1]  4, 3
[2]   2, 1
[3]  9, 3
[4]  4, 3
[5]  4, 5
[6]  4, 5
[7]  32, 2
[8]  1M 1, 4
[9]  20, 6
[10]  ibidem
[11]  ibidem
[12]  37, 5
[13]  1M 1, 12
[14]  4M 1, 7
[15]  6, 2
[16]   7, 7
[17]  6, 7
[18]  6, 3
[19]  6, 8
[20]  40, 3
[21]  HERRAIZ, Maximiliano, A ZAGA DE TU HUELLA,  Carmelo 2000, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2000, p. 279.
[22]  6,3
[23]  6, 4
[24]  6, 9
[25]   5, 1
[26]  7, 5
[27]  7, 7
[28]  7, 8
[29]   7. 9
[30]   7, 9
[31]  7,9
[32]  7, 10
[33]  7, 10
[34]  7, 10
[35]  7, 5
[36]  7, 4


Tercer tema
   Virtud teresiana del desasimiento.

      Hemos iniciado con la virtud del amor. Para amar hay que ser libres, como el Buen Jesús, y Teresa nos lanzará a una aventura a un proyecto nada fácil, pero no imposible.
Ahora trataremos un tema nada común en nuestro lenguaje cotidiano, Teresa nos habla ahora de otra virtud, el desasimiento, que posiblemente le conocemos con otros sinónimos: desapego, desnudez, vacío, abandono, desatadura. Teresa lo descansa en una frase que la descubrió como un mantra cotidiano ante sus andaduras fundacionales y como mujer contemplativa: Quien a Dios tiene, nada le falta; sólo Dios Basta.
En nuestro lenguaje común esta palabra no es tan usada, pues es común que realicemos lo contrario, y así la sociedad nos lo ha impuesto que es ser consumidores, acumular bienes, cosas, personas, poseer, tener certezas, seguridades, etc… nada que ver con la propuesta teresiana de caminar en la virtud del desasimiento que nos lanza a la confianza en Dios.
Para Teresa, aprendió del Buen Jesús que el desasimiento no es negación sino es apropiación y asimilación de una manera nueva de vivir que, aunque pareciera que se renunciara a todo, se alcanza TODO en Dios, muy semejante a la del Buen Jesús. Teresa en su oración, ve la vida de Jesús y descubre que Él nace, vive, actúa y crece desde la pobreza, …parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo casa sino en el portal de Belén adonde nació y la cruz adonde murió;…[1] Su riqueza era hacer la VOLUNTAD de Dios. Teniendo a Dios, ¿qué falta para vivir? Se tiene TODO. En esta confianza y abandono el buen Jesús vivió el desasimiento abrazado a Dios, centrado en su proyecto, el Reino. Todo lo demás pasó a segundo término.
Quiénes se adentran en el camino de amistad con el Buen Jesús, al ver su vida, descubrirán que el seguimiento implica dos realidades: una, han dejado todo lo que tenían y quisieran tener para serviros con ello… y otra la necesidad de desasirse de nosotros mismos… ser amigos del Buen Jesús implica ya no ser el centro de la propia vida, sino, ahora el lugar privilegiado y absoluto es Dios. Es la realidad de quiénes se adentran en el camino orante, como Teresa lo descubrió. Si no se ejercita el orante en esta virtud de centrar la vida en Dios, será difícil el camino de la contemplación, por ello, dirá a sus monjas, quiénes libremente han dejado todo… determinaos, hermanas, que venís a morir por Cristo y no a regalaros por Cristo[2]  o la persona se da del todo, o de nada sirve una vida de mediocridad.
Para no caer en la mediocridad, Teresa nos da ejemplo donde podemos tomar conciencia de hasta donde en realidad somos libres o no, se fija en varias cosas que nos pueden atar y quitar la libertad:
*       Educación de nuestra dimensión corporal. Comienza la educación por el cuerpo. ¡Cuidado con prestarle excesiva atención! También esa dimensión hay que sanarla. Este cuerpo tiene una falta, que mientras más le regalamos, más necesidades descubre: es cosa extraña lo que quiere ser regalado[3]. Lo primero que hemos de procurar es quitar de nosotras el amor de este cuerpo, que somos algunas tan regaladas de nuestro natural... y tan amigas de nuestra salud, que es cosa para alabar a Dios la guerra que dan...[4].
La relación oración-cuerpo tiene en nuestros días una relevancia particular. El cuerpo debe estar preparado para la oración. Quien ora es la persona en su unidad integral. Teresa de Jesús habla de liberarnos de un cuidado excesivo del cuerpo. Somos algunas tan regaladas de nuestro natural… y tan amigas de nuestra salud, que es cosa para alabar a Dios la guerra que dan[5]. El verdadero riesgo consiste en crearse un centro de atención en el propio cuerpo: Como soy tan enferma, hasta que no me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada, sin valer nada[6]. No quiere penitencias descabelladas, sino algo más profundo. Gran remedio es para educar nuestra dimensión corporal es traer muy continuo el pensamiento en la vanidad que es todo y cuán presto se acaba, para quitar la afición de las cosas que son tan baladíes y ponerla en lo que nunca se ha de acabar[7].
Teresa, que es enferma crónica, sabe lo que las enfermedades nos pueden atar. El verdadero riesgo consiste en crearse un centro de atención en el propio cuerpo. Como soy tan enferma, hasta que no me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada, sin valer nada[8].
*       Liberarse de los miedos. El miedo revela dos cosas: estamos atados y no seguros. Estamos atados en la medida que tenemos miedo de perder la salud, los bienes –objetos o personas-, nuestra vida misma. No estamos seguros, porque nos sentimos incapaces de detener la amenaza que pende sobre lo que nos interesa. El miedo duerme en el fondo de nosotros mismos y utiliza nuestra vida desde dentro. El miedo nos esconde la vida verdadera y por eso es una forma de mentira. El abandono confiado en Dios nos ayuda a atravesar los miedos y a caminar en esperanza.
Enfrenta también el miedo a la muerte. Para ello habla de tragarse de una vez la muerte. Dejaos toda en Dios, venga lo que viniere. ¿Qué va en que muramos? De cuantas veces nos ha burlado el cuerpo, ¿no burlaríamos alguno a él? Y creed que esta determinación importa mucho más de lo que podemos creer, porque de muchas que poco a poco lo vayamos haciendo, quedaremos señores de él[9]
*       Liberarse de afrentas y agravios. ¡Cómo nos pueden enredar! No a todos podemos caer bien, ni todos nos van a tratar bien. Llevar en el corazón todo lo que nos han hecho de malo puede hacernos olvidar todo lo que Dios nos ha hecho de bueno, nos puede llevar a caer en el victimismo, que es un tóxico que mata la perfección[10]. Solo desde la liberación podemos decir al Señor: Aquí está mi vida, aquí está mi honra, y mi voluntad; vuestra soy, disponed de mí[11].
Necesitamos descubrir todas esas adhesiones íntimas donde hemos puesto en juego nuestros gozos y esperanzas, temores y dolores, para que no estemos engañados.
Teresa descubre en el desasimiento el camino hacia la libertad y ella, enseñara orar a ser libre. Lo que atenta contra la libertad cierra el camino de la oración. Teresa quiere educar al orante en todo lo que tiene que ver con la esclavitud, y hay algunas cosas que no quitan esta libertad y tiene que ver con la manera de vivir la relación con las cosas, con las personas, con la familia, sin afán posesivo.
Teresa ofrece varias formas en cómo educarnos en esta virtud del desasimiento:
*       Una realidad humana es que el desasimiento va contra nuestro natural[12], porque es guerra contra nosotros mismos… lo más natural es buscarnos a nosotros mismos, hacer lo que queremos, buscar nuestros propios intereses y placeres. Teresa dirá que primero es indispensable pedirle a Dios que nos regale el desasimiento, pues es don de Él. Al ser don de Dios se puede descubrir que quien es desasido encuentra ya el cielo, pues se contenta sólo de contentar a Dios y no hace caso de contento suyo[13]
*       Otro aspecto central en el ejercicio del desasimiento es recordar y vivir …abrazándonos con solo el Criador y no se nos dando nada por todo lo criado[14]. La vida del orante conlleva a sentirse siempre necesitado de Dios y dependiente de Él. …porque en esto está el todo, si va con perfección… pues en Él están todos los bienes. Por ello, todo lo demás es necesario que pase a segundo término.
*       Para el ejercicio del desasimiento es importante aspirar a la libertad y una libertad profunda. Una cosa es dar lo que se tiene y otra es darse. Teresa está hablando de la dependencia de otros en cosas que podemos hacer, de la división de clases dentro de la comunidad, de llevar una vida doble. Teresa sabe que la libertad no nos la quitan desde fuera, que somos nosotros los que nos la dejamos amarrar. Por ello intenta educar a la persona en la libertad para quedar en sosiego y señorío[15].
*       El ejercicio del desasimiento tiene una finalidad…procurar este bien de darnos al Todo sin hacernos partes[16]. En esta determinación está el todo. La mediocridad, las medias tintas, lo que sobra, no entra en este lenguaje que la santa nos invita a caminar en esta virtud.
*       Teresa nos habla de experiencia. Experiencia calada a fondo en su camino orante y dirá que a veces el orante llega pronto al desasimiento; otras veces necesita muchos años[17]. El desasimiento es signo de buen espíritu y garantía de éxito en el camino orante, a pesar de los engaños y caídas[18] 
¿Cómo ejercitarse en esta virtud del desasimiento?
*       traer muy continuo en el pensamiento la vanidad que es todo y cuán presto se acaba….[19]
*       quitar las afecciones de las cosas que son baladíes y ponerla en lo que nunca se ha de acabar;…[20]
*       quitar de nosotros el amor de este cuerpo…. 
Podemos descubrir en Teresa de Jesús:
*       El desasimiento, al no ser una palabra común en nuestro lenguaje cotidiano, es importante utilizarla desde la perspectiva teresiana de educarnos en esta virtud que es: tener a Dios como centro. Nos puede ayudar repetir todos los días: SOLO DIOS BASTA.
*       Para educarnos en esta virtud del desasimiento tengo que revisar mi vida con relación a la libertad. Tengo amarras, ataduras, esclavitudes… o soy libre.
*       Educarnos en la virtud del desasimiento es vivir en la confianza en Dios, muy similar a como la vivió el Buen Jesús, la vida de entrega al padre en el ejercicio de  su voluntad.
*       La virtud del desasimiento conlleva una vida de entrega integra-total, no parcial o en partes, la oración ayuda para descubrir si nuestra vida tiene como centro a Dios o no.


[1]  2,9
[2]  10, 5; 11, 4
[3]  11, 2
[4]  10, 5
[5]  10, 2
[6]  V. 13, 7
[7]  10, 2
[8]  V. 13, 7
[9]  11, 5
[10]  12, 7
[11]  V. 21, 5
[12]  V. 21, 18
[13]  13, 7
[14]  8, 1
[15]   11, 5
[16]  8, 1
[17]  39, 13
[18]  V. 19, 13
[19]  10, 2
[20]  10, 2



Cuarto tema
Virtud teresiana: humildad-verdad
Hemos recorrido dos virtudes teresianas en las que hay que educarnos. Ahora, Teresa plantea un tema importante que es el eslabón del amor y el desasimiento, la humildad que es andar en verdad. Estas tres unidas son la base de lo que Teresa enseña para el camino de la vida espiritual.
Humildad no es esa actitud encogida y acomplejada que puede acarrear estragos de una falsa humildad[1]. Ni mucho menos una pobreza material que conlleva una vida sucia y descuidada. Ella vive la humildad auténtica que proviene de la contemplación de Jesús, el verdadero humilde. Aprendió del Buen Jesús que la humildad es andar en verdad. La humildad es vernos tal cual somos; es saber y reconocer lo que valemos ante Dios.
Una realidad que nos domina de fuera es que el mundo nos vende la idea de que los primeros puestos son los mejores, las glorias humanas y los reconocimientos son importantes,  que los privilegios y el poder son necesarios para la “felicidad” del hombre y, por lo tanto hacen de la persona sentirse superior a los demás. Mundo en que Teresa se vio envuelta en su entorno. Todo lo contrario a lo que significa la humildad.
Teresa prefiere las virtudes grandes a las grandes penitencias…en demasiadas penitencias ya sabéis que os voy a la mano[2]. Prefiere las virtudes interiores, que no quitan las fuerzas del cuerpo... sino que fortalecen las del alma[3].  Este es el camino evangélico propuesto por Teresa: el ejercicio de la virtud.
El Buen Jesús nos enseña esta virtud en el Evangelio (Lc 14, 1.7-14) evitar los primeros puestos y éste tema está unido a una actitud que habla la santa y es el tema de la honra. La sociedad de Teresa, como la nuestra, tenía sus mitos, sus tópicos, sus lacras, …se inventa sus honras en los monasterios, y pone sus leyes, que suben y bajan como las del mundo. Los letrados deben ir por sus letras, que el que ha llegado a leer teología no ha de bajar a leer filosofía, que es un punto de honra que está en que ha de subir y no bajar[4]. Teresa habla de los negros puntos de honra, como de un tóxico que mata la perfección[5]; crece como la espuma[6]; impide medrar[7]. La mentira no construye al ser humano.
Teresa descubre varios peligros que nos podemos encontrar en este camino de la honra, por lo tanto, de la mentira:
*       Las apariencias, los engaños de la vida de parecer alguien que no soy y tener muchas justificaciones para fundamentar esta falsa humildad que conlleva a la mentira. Teresa dirá a las monjas y nos dice también a nosotros, comunidad cristiana que no hay que detenerse en estas expresiones: si soy más antigua, se he más años, si he trabajado más, si tratan a la otra mejor…[8] Dios nos libre de tener estos pensamientos…[9]  La santa quiere evitar estas diferencias que provocan una división en la comunidad pues si se detienen en ellos, o lo ponen en plática, es pestilencia y de donde nacen grandes males[10].
*       Teresa anduvo enredada en todo esto íbame al hilo de la gente[11] La mirada en el Señor siempre ha de ser iluminadora: Mirar las grandezas que hizo el Señor en bajarse a sí, por dejarnos ejemplo de humildad[12].
*       Contra el sofisma de …huya mil lenguas de razón tuve, hiciéronme sin razón, no hubo razón quién esto hizo, descubre la gran mentira en que vivimos todos, empeñados en acumular penas para enaltecer el propio yo. Nunca nos culpan sin culpa[13]. Siempre argumenta desde Jesús. La que no quisiere llevar cruz sino la que le dieren muy puesta en razón, no sé yo para qué está en el monasterio[14]. ¿Había razón para que nuestro buen Jesús sufriese tantas sinrazones?[15]. Tener parte en su reino y gozarle, y de las deshonras y trabajos querer quedar sin ninguna parte, es disparate[16].
Desde la experiencia de la vida de virtud teresiana descubrimos que la humildad no consiste en negar las cualidades que Dios nos ha dado –eso sería falsa humildad y no sería “andar en verdad”. La humildad consiste en saber y en reconocer que todo nos es dado por Dios. Lo que sucede es que el orgullo nos hace creer que esas cosas las logramos nosotros mismos.
Y, debemos recordar que el Señor ha hecho una grave advertencia: el orgulloso será humillado. Se trata, entonces, de andar en verdad, para poder recibir el trato que el Señor promete a los humildes: “el que se humilla será engrandecido”.
La humildad es hacer las cosas porque Dios las quiere y como Dios las quiere, no por destacarnos, ni por lograr reconocimientos; es buscar la gloria de Dios y no la propia; es no buscar, ni reclamar honores ni reconocimientos; es no hablar de uno mismo, ni alardear lo mucho que somos y tenemos; es saber que nada podemos sin Dios; es saber y reconocer que somos totalmente dependientes de Dios; es dar gracias a Dios por lo que somos, por lo que hacemos y por lo que tenemos; es saber que nada podemos sin Dios, pues nuestra fuerza está en Dios. Es creer, de verdad, que nada somos ante Dios.
Para ejercitarnos en la virtud de la humildad es necesario educarnos en estaos elementos que Teresa nos propone:
*       Todos somos iguales. El ejercicio de la humildad hará descubrir, según nos lo enseña Teresa, a desterrar este lastre que daña la relación con los demás y ella opta por un camino de igualdad donde no se de importancia a la honra, al origen familiar o social, y propone a sus monjas …en esta casa… todas han de ser iguales… Dios os libre, hermanas, de semejantes contiendas, aunque sea en burlas… buen Padre tenéis, que os da el buen Jesús, no se reconozca otro aquí otro padre para tratar de él…[17] y Teresa conocedora del tema de la honra dirá Dios nos libre de personas que le quieren servir acordarse de la Honra[18]
*       Propone la bienaventuranza de ser tenido en menos, frente a  la escala de la mentira que consiste en ser tenido en más. La que le pareciere es tenida entre todas en menos, se tenga por más bienaventurada…[19]. Dejar fuera a personas amigas de ser estimadas y tenidas, y mirar las faltas ajenas y nunca conocer las suyas, y otras cosas semejantes... es dejar que entre el ladrón en casa y les robe el tesoro[20].
*       Teresa plantea un ejercicio simple: mostrémonos a contradecir en todo nuestra voluntad; que si traéis cuidado, como he dicho, sin saber cómo, poco a poco os hallaréis en la cumbre[21].  Somos muy dados a hablar, decir las cosas sin muchas veces pensarlas antes, en algunas cosas es mejor callar, guardar silencio o esperar el momento más adecuado para decir lo que siento. Otro aspecto, es hacer lo contrario de lo que en un momento determinado siento, como el no querer ir a misa, contradecir la voluntad es no satisfacer el deseo de no ir, sino hiendo a misa contradigo mi voluntad. Son ejemplos que nos ayudarán a entender la necesidad de la humildad desde lo más pequeño de nuestra vida cotidiana, porque atendiendo lo que siempre quiere la voluntad, podemos convertirnos ser el centro de la vida y hacer las cosas a mi gusto y placer, sin tomar en cuenta  a los demás y mucho más es el daño en la relación con Dios.
*       gran daño se hace en que se comience una mala costumbre…[22]
*       ayuda mucho traer consideración de lo mucho que se gana por todas vías, y cómo nunca –bien mirado-, nunca nos culpan sin culpa, que siempre andamos llenas de ellas, pues cae siete veces al día el justo, y sería mentira decir no tenemos pecado… así aunque no se en lo mismo que nos culpan, nunca estamos sin culpa del todo, como lo estaba el buen Jesús.[23]
*       cumple mucho tratéis de entender cómo ejercitaros mucho en la humildad… siempre se siente en el más bajo lugar, que así nos dijo el Señor lo hiciésemos y nos lo enseñó por la obra.[24]
*       la verdadera humildad está mucho en estar muy prontos en contentarse con lo que el Señor quisiese hacer de ellos y siempre hallarse indignos de llamarse sus siervos.[25]
*       pues si contemplar y tener oración mental y vocal, curar enfermos y servir en las cosas de casa y trabajar, sea en lo más bajo; todo es servir al huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y recrear, ¿Qué más se nos da en lo uno que en lo otro?[26]
*       La humildad no inquieta ni desasosiega ni alborota el alma, por grande que sea; sino viene con paz y regalo y sosiego[27]

Aprendemos de Teresa de Jesús a:
*       Andar en verdad es tocar fondo y encontrarse con las raíces propias de nuestro ser que nos separan de Dios. Tenemos que estar atentos y abiertos para con Dios y para que obre en nosotros.
*       Andar en verdad, para Teresa de Jesús, no es cuestión de actos de auto humillación, sino de verdades: verdad de nuestra finitud, verdad de nuestros montajes, verdad de nuestro pecado, verdad del amor infinito de Dios[28]. Por eso mismo, la humildad verdadera está hecha de aceptación de sí mismo, de conciencia de la propia dignidad[29], de agradecimiento[30], de audacia y esperanza.
*       Andar en verdad, para Teresa supone desmantelar los mecanismos de defensa. Y la persona humana es infinitamente hábil para mantener sus intereses narcisistas, que son:
*       el miedo a ser libres, a la soledad, al riesgo;
*       la angustia de la finitud que se protege con el calor de los demás o el cumplimiento de la ley;
*       la máscara con que el yo fácilmente se disfraza de bondad o seguridad, o simplemente crea distancia para no ser reconocido;
*       la huida del cara a cara en la relación interpersonal (con Dios o con el prójimo) por no vincularse; por salvar el último reducto de apropiación;
*       el miedo al sufrimiento en todas sus formas, ya que sólo él lleva a las verdades últimas;
el vértigo ante el Absoluto, pues ¿cómo defenderse de la Presencia ardiente?, ¿a dónde huir de la mirada del Señor?, ¿cómo pretender tener algo propio, si Él es el Señor?


[1]  “Humildad es andar en verdad” (6M 10,7).
[2]  15, 3
[3]  15, 3
[4]  36, 4
[5]  12, 7
[6]  12, 9
[7]  12, 1
[8]  C. 12, 4
[9]  C. 12, 4
[10]  C, 12, 4
[11]  36, 3
[12]  11, 6
[13]  13, 4
[14]  13, 1
[15]  13, 1
[16]  13, 2
[17]  C. 27, 6
[18]  C. 12, 7
[19]  13, 2
[20]  13, 5
[21]  12, 1
[22]  13, 4
[23]  15, 4
[24]  17, 1
[25]  17, 6
[26]  17, 6
[27] 39, 2
[28]  C. 27, 1
[29]  C. 32, 5; 33, 3.8
[30] C 25,2.5b.11d


Quinto tema
El Buen Jesús de Teresa de Jesús:
Jesús humano. La humanidad de Jesús
Teresa, después de haber recorrido el camino de la oración, ante sus luchas y resistencias, viene un cambio radical en su vida, el encuentro con la humanidad de Jesús.
La humanidad de Jesús fue quien le incentivo todo ese proceso de madurez espiritual, el cambio determinante en su vida donde la condujo, muchas veces forzando, empujando, mirando, regalándose, dándose, poco a poco a enamorase de Jesús y ella se dejó amar.
A partir de conocer a la persona de Jesús, la santa descubrirá la bondad del Señor y el camino de la virtud a partir de los consejos evangélicos. Su manera de expresión, de mostrar cercanía, confianza y amistad será llamarle el Buen Jesús, porque es el Buen Jesús quien le dio un vuelco a su propia historia. Para Teresa, Jesús es el hombre que pasó haciendo el bien. Un hombre BUENO que ofrecía bondad.
El proceso del encuentro con Jesús, no se da en un solo momento. Hay muchos  llamamientos, intervenciones, mercedes, experiencias que suscitaron un trato, una relación de amigos, donde se dieron la oportunidad de conocerse y amarse. Jesús poco a poco se fue dándose y Teresa poco a poco se fue disponiendo. El encuentro acontece en medio de muchos encuentros cotidianos, principalmente en la oración, y después de comulgar en la Eucaristía. Desde niña, adolecente, joven y monja conocía de Jesús. A partir de 1554, en la conversión, experimenta a Jesús. El conocimiento va a ser experiencial, de trato.
En este momento significativo de la conversión, inicia Jesús a mostrársele y enamorarla de su humanidad descubriéndole quién es Él. Teresa se da cuenta que en este camino de amistad, también ella necesita mostrarse quién es. Resaltará la importancia de la humildad, porque este camino humano es necesario LA VERDAD.
Teresa, en sus inicios, se ejercitaba en la oración de meditación y acudía a representar con el pensamiento y la imaginación a Jesús, …procuraba lo más que podía traer a Jesucristo, nuestro bien y Señor, dentro de mí presente, y ésta era mi manera de oración[1].  Sin embargo, era sólo con el entendimiento, pensaba, discurría, meditaba. A partir, de la conversión, de esta experiencia de la humanidad de Jesús, iniciará una novedad en su experiencia orante, ya no es por el pensamiento, sino, siente, dentro la presencia de Jesús, ….entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allí a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrójeme cabe él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle[2].
La narración de la experiencia…ante un Cristo muy llagado, remueve las entrañas de Teresa, pasa algo dentro, que transforma a la persona. A partir de esa transformación ya no se vive igual, se vive de otra manera, o se busca vivir con más coherencia y libertad. Cuando acontece y pasa algo dentro, es la acción gratuita de Dios que interviene en la vida de Teresa, y de cada uno de nosotros. No podemos pensar que la conversión es algo inmediato, que se da y surge el cambio inmediato en la persona. No es así. Sino que acontece como un despertar de un sueño aletargado que mantiene a la persona en suspensión, y la reactivación surge como una experiencia de gracia, de luz, de claridad que se abraza y se deja llevar por un camino nuevo, de buscar una vida nueva. Inicia la lucha y perseverancia, la determinada determinación.
Lo que Teresa hace hincapié es que durante mucho tiempo, cerca de 19 años (1535 a 1554) buscaba de mil maneras vivir con intensidad la vida espiritual por medio de la oración, confesión, hablar con letrados, lecturas de libros espirituales, etc…. Pero había otra realidad que no le dejaba mantener un equilibrio en su vida: una vida agitada y volcada al exterior: locutorio, visitas, vanidades, de ocasión en ocasión, etc…  
El cambio resultará progresivo cuando la santa descubre a Jesús, dentro de sí y a Jesús humano. El cambio radical en Teresa será, pasar de una oración meditativa a una oración experiencial, viva y latente en el interior.
*       procuraba representar a Cristo dentro de mí…
*       y hallábame mejor, a mi parecer, de las partes adonde le veía más solo
*       ... allí era mi acompañarle;
*       comencé a tener oración sin saber qué era, y ya la costumbre tan ordinaria me hacía no dejar esto[3].
*       Yo sólo podía pensar en Cristo como hombre
*       mas es así que jamás le pude representar en mí, por más que leía su hermosura y veía imágenes, sino como quien está ciego o a oscuras, que aunque habla con una persona y ve que está con ella (porque sabe cierto que está allí, digo que entiende y cree que está allí mas no la ve), de esta manera me acaecía a mí cuando pensaba en nuestro Señor
Como buena maestra de experiencia en el trato con Dios, defenderá que la humanidad de Cristo, no embaraza o impide a la más perfecta contemplación. Esta postura va en contra de las doctrinas espirituales del s. XVI que decían a los que llegan ya tan adelante en la vida espiritual la Humanidad de Cristo es obstáculo y por eso proponen que aparten de sí toda imaginación corpórea y que se lleguen a contemplar en la Divinidad… la santa lo vivió y, para ella, fue un terrible. ¿por qué defiende la santa esta verdad de la humanidad de Cristo?
*       Porque al centrar la oración en la humanidad de Cristo ayuda a que los trabajos y dificultades propios de cada orante, sea estímulo el pensar que él los pasó. Por eso, ayuda mucho que le miraremos tan fatigado y hecho pedazos, corriendo sangre, cansado por los caminos, perseguido de los que hacía tanto bien, no creído de los Apóstoles…
*       También, porque en tiempo de flaquezas y debilidades y caídas, mirándoos a Vos cuál estuvisteis delante de los jueces, no se me haga bueno de sufrir. Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir: es ayuda y da esfuerzo; nunca falta; es amigo verdadero.
*       Y, al mirar a Jesús hombre, …por esta puerta hemos de entrar, si queremos nos muestre la soberana Majestad grandes secretos. En medio de la fragilidad y debilidad, se descubre la grandeza de Dios y sus acciones: Él es el que todo lo puede.
*       Una vida espiritual sólida y madura hará comprender no querer otro camino, aunque esté en la cumbre de contemplación; por aquí va seguro. Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes.
*       Al mirar a Jesús humano, aprendemos como vivir en Dios porque El le enseñará. Mirando su vida, es el mejor dechado. ¿Qué más queremos de un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí.
*        Y al tener tan presente y cercano a Jesús, en su Humanidad es bueno siempre traerle presente como el glorioso San Pablo, que no parece se le caía de la boca siempre Jesús, como quien le tenía bien en el corazón.
*       Una oración natural centrada en la humanidad de Jesús hará al orante ser natural y humano porque la oración no es andar el alma en el aire…. Por eso, una vida natural y humana nos hace comprender que mientras vivimos y somos humanos, es gran cosa, traerle humano… y la santa insiste, nosotros no somos ángeles, sino tenemos cuerpo. Querernos hacer ángeles estando en la tierra, es desatino…. sino que ha de tener arrimo el pensamiento para lo ordinario.
*       La vida del orante es ordinaria, natural y siempre habrá sus dificultades, dudas, luchas, tentaciones. Por ello, a Teresa le ayudó siempre traer consigo a Jesús en su Humanidad porque en negocios y persecuciones y trabajos, cuando no se puede tener tanta quietud, y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo, porque le miramos Hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía y, habiendo costumbre, es muy fácil hallarle cabe sí, aunque veces vendrán que lo uno ni lo otro se pueda.
La santa descubre que esta doctrina sustanciosa de la Humanidad de Cristo es un arte que la ha llevado Dios. Es Dios quien la educó, le enseñó, le acompañó y procuraba su Majestad  darme a entender cosas para ayudarme a conocerme….
Teresa nos lanza a la oración. Una oración centrada en el Buen Jesús. En los inicios de este traer presente o representar al buen Jesús dentro, Teresa recomienda:
*       El ejercicio de la oración no sólo es mental, sino desde donde se aprende a ejercitarse el amor, donde en la oración es válido hablar, escuchar, pedir, quejarse, alegrarse, entristecerse, conocerse. Es la relación de dos amigos que están en continuo diálogo. Y la mejor manera, se puede seguir unos pasos:
·         representarse (imaginarse) delante de Cristo…
·         …acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada Humanidad (persona de Jesús)
·         …traerle siempre consigo
·         …hablar con él,…
·         …pedirle para sus necesidades
·         …quejársele de sus trabajos,
·         …alegrarse con él en sus contentos y no olvidarle por ellos,
·           sin procurar oraciones compuestas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad.
Esta manera de orar, dirá Teresa que …es excelente manera de aprovechar y muy en breve; y quien trabajare a traer consigo esta preciosa compañía y se aprovechare mucho de ella y de veras cobrare amor a este Señor, a quien tanto debemos, yo le doy por aprovechado[4]
Aprendemos de Teresa de Jesús a:
*       Con Teresa, le pedimos a Dios el don de la conversión. De un cambio radical y determinante en nuestra vida.
*       Teresa nos enseña que el medio por excelencia, para poder descubrir y acoger el cambio de vida es ver a Jesús en su Humanidad. Al verle humano, nos ayuda en el camino a comprender mejor que para asumir y asimilar el reino de Dios es un camino que recorrer. No se da al momento la conversión, sino es un proceso de asimilar en la vida la opción por el reino de Dios.
*       La mejor manera, que Teresa nos enseña para el camino de la oración interior, es experimentar dentro a Jesús. Ayuda mucho traer de continuo esa presencia y acostumbrarnos a ejercitar esta compañía.
Teresa nos enseña a apasionarnos por la persona de Jesús y enamorarnos de su Humanidad.


[1]  V. 4, 8
[2]  V. 9, 1
[3]  V. 9, 4
[4]  V. 12, 2


Sexto tema
El Buen Jesús de Teresa de Jesús:
Jesús amigo, compañero y maestro 

El encuentro con la humanidad de Jesús, hace en Teresa la búsqueda de su propia humanidad. La mejor manera de encontrar los rasgos humanos necesarios para la vida espiritual, es en el Buen Jesús. He ahí el camino de la virtud iniciado en Teresa. Virtud que se afianza en el camino de la oración.
Teresa ha optado por cederle a Dios el protagonismo, ya no impondrá un camino, sino es Jesús quien la educará por los caminos de la amistad-amor. Teresa se deja conducir por el camino de la verdad que con humildad irá descubriendo los diversos modos por donde Dios quiere que vaya con determinación. Siete años, de 1554 a 1561, donde Teresa aprende, de la humanidad de Jesús, a entregar su voluntad. Será Jesús de ahora en adelante el dechado de quien aprenderá, en la oración.
En este camino de conversión, de vida nueva, será Jesús quien enseñe a Teresa el camino de la verdad siendo el dechado, el Maestro. La vida de Jesús no sólo será tenerlo como sujeto de la oración, sino será de ahora en adelante el modelo perfecto donde se aprende a vivir el amor-amistad.
La amistad de Teresa con el Buen Jesús inicia cuando Jesús es el sujeto de la relación orante. Teresa, en la oración ya no será el centro sino el Buen Jesús. Inicia la santa a poner rostro a la relación de amistad, será con la ayuda de representar dentro a Jesús, ¿cómo? Así como andaba en el mundo: humano.
Los primeros movimientos que Teresa experimenta en el trato con Jesús como Amigo y Maestro es su cercanía. Con la palabra cabe sí expresa la cercanía, compañía, presencia que abarca toda la vida, etc… es la continúa sensación de la presencia del Buen Jesús. Un sentimiento de la presencia de Dios hace experimentar en Teresa dentro de sí a Dios. El ejercicio constante de representar a Jesús dentro provoca en Teresa, en su interioridad una nueva sensación del actuar de Jesús. Jesús como Maestro enseña a orar a Teresa.
Jesús, el Maestro, le enseña el camino de la interioridad. Como novedad de esta oración es que …toda –el alma- parecía estar fuera de sí; porque ama la voluntad…. es un despertar la sensibilidad hacia el interior, donde se va dando cuenta que no está hueca, sino que en el centro mora Dios. Es la sensación de experimentar a Alguien dentro y sentirse fuera de sí. Es como si Teresa viera desde fuera lo que pasa dentro. Esta dentro, pero desde fuera y Dios quiere que entienda que de aquello que su Majestad le representa ninguna cosa entiende[1]en otros momentos experimentaba que estaba cabe mí y lo veía claro y sentía…[2] en este modo de oración quiere su Majestad darse a sentir… y da tanto a entender que vese claro que está aquí Jesucristo, Hijo de la Virgen… se ve nos acompaña y quiere hacer mercedes[3] y no sólo en el interior experimentara Teresa estas gracias de entender… ver… sentir… sino que durante muchos momentos en la vida cotidiana descubre que estaba junto cabe mí Cristo y veía ser él que me hablaba…. Parecíame andar siempre a mi lado derecho, sentíalo muy claro[4]. Teresa experimenta a Jesús como compañía y no sólo en el interior, sino llegará Teresa a experimentarla en las andanzas de la vida cotidiana. Es una presencia que envuelve todo, abrazo todo y va siendo centro de atención en la amistad.
Las palabras es el lenguaje suave del Buen Jesús quien se hace sentir en Teresa para enseñarle los caminos del espíritu. Palabras que serán escuchadas en un ambiente oracional. En ocasiones palabras en las que Teresa va educando su interior para este nuevo lenguaje de Dios que se le va comunicando y sólo su Majestad parece quiere decir lo que yo no puedo ni sé[5]  Dios todo lo puede y en entre más se trata con Dios más tiempo la persona quiere estar con Él. Por eso, no es cuestionable el hecho de la necesidad de estar más tiempo con Jesús y con estas palabras Él explica esta necesidad cada vez más latente en el corazón que ama Deshácese toda, hija, para ponerse en Mí. Ya no es ella la que vive, sino Yo. Como no puede comprender lo que entiende, es no entender entendiendo.[6] Palabras que hacen eco en el interior. Palabras que Teresa le hacen vibrar dentro y hace entender esta verdad de Jesús ya no quiero que tengas conversación con hombres, sino con ángeles[7]
También Teresa recibe palabras de consuelo en medio de las luchas no hayas miedo, hija, que yo soy y no te desampararé; no temas[8] ante la ausencia de libros y de quien acompañe, se descubre una respuesta de Jesús dentro no tengas pena, que yo te daré libro vivo[9]No estés fatigada; no hayas miedo como ya dejo otra vez dicho, quedaba del todo sana, o con ver alguna visión, como si no hubiera tenido nada. Regalábame con Dios; quejábame a él cómo consentía tantos tormentos que padeciese; mas ello era bien pagado, que casi siempre eran después en gran abundancia las mercedes[10].
En muchas de las palabras, Jesús es quien le da fuerzas para seguir  emprendiendo lo que Él le ha mandado ya te he dicho que entres como pudieres…. ¡Cuántas veces dormí yo al sereno por no tener adónde me meter![11] En estas experiencias de trato, Jesús da a entender y esclarecer quién es Él. La claridad ayuda para entender que Él es la misma Verdad y para quienes no la han descubierto es lástima porque si me amasen, no les encubriría Yo mis secretos ¿Sabes qué es amarme con verdad? entender que todo es mentira lo que no es agradable a Mí[12]
Teresa en Jesús descubre la importancia de la fidelidad. Una verdadera amistad se da en la confianza del uno con el otro. Quien de verdad es amigo creerá en Él y confiará en la palabra. Por eso, una de las actitudes de fidelidad en una amistad verdadera es querer llevar una vida semejante a la del amigo. Luchar por ese amor apasionadamente será la perseverancia en medio de las luchas y seguir los pasos del amigo… contemplar lo que hizo para hacerlo…  buscar cómo ama para amar y con grandes deseos buscará … perder mil vidas por un pequeño bien suyo. ¡Oh precioso amor, que va imitando al capitán del amor, Jesús, nuestro bien![13]; … imitar este amor al que nos tuvo el buen amador Jesús; y así aprovechan tanto, porque no querrían ellos sino abrazar todos los trabajos, y que los otros, sin trabajar, se aprovechasen de ellos. Así ganan muy mucho los que tienen su amistad;… y crean que, o los dejarán de tratar con particular amistad digo o acabarán con nuestro Señor que vayan por su camino, pues van a una tierra… digo que traen bien pesada cruz[14].
Teresa es amiga y también discípula, por ello una cualidad que desarrollará será dejarse enseñar por el Maestro en el camino de la verdad. Jesús es la verdad misma. Él, el Maestro interior, aprovechará los momentos donde Teresa está disponible para dejarse enseñar y ésta es en los diversos modos de oración. En la experiencia y proceso de amistad con Cristo, a Teresa de Jesús, Dios le va comunicando la verdad de su persona, desde su humanidad sacratísima. En medio de estas manifestaciones es el Señor quién le comunica su verdad de su persona, y esta de forma gradual. Ella dice, No podía yo entender por qué el Señor se mostraba así poco a poco, pues después me había de hacer merced de que yo le viese todo, hasta después que he entendido que me iba su Majestad llevando conforme a mi flaqueza natural.. iba el piadoso Señor disponiendo [15].
A partir del encuentro con Jesús, Teresa empieza a identificarse con Él…donde su Majestad ha sido el libro verdadero a donde he visto las verdades[16] En donde ...deja impreso lo que se ha de leer y hacer de manera que no se pueda olvidar…[17]  

Aprendemos de Teresa de Jesús a:
*       Teresa una novedad en cómo relacionarnos con el buen Jesús. Es amigo verdadero. Es buena compañía. Es Maestro que enseña el camino de la verdad.
*       Es necesario para este camino de seguimiento de Jesús al estilo teresiano, dejarse enseñar por él, ser sus discípulos. Es Jesús quien nos enseña el camino de la oración y del evangelio.
*       Teresa nos presenta algo importante. Para la vida de oración el sujeto de relación no somos nosotros mismos, sino es el Buen Jesús. Necesitamos un cambio en nuestra relación orante y centrarla en Jesús, que es compañía.
La mejor señal de amistad con el Buen Jesús es identificarnos con Él. El Buen Jesús es el dechado, de donde aprendemos a vivir en la entrega cotidiana a Dios.


[1] V. 10, 4
[2]  V. 27, 2
[3]  V.  27, 4
[4]  V. 27, 2
[5]  V. 18, 7
[6]  V. 18, 4
[7]  V. 24, 15
[8]  V. 25, 18
[9]  V. 27, 6
[10]  V. 30, 14
[11]  V. 33, 12
[12]  V. 40, 1
[13]  C. 6, 9
[14] C. 7, 4
[15]  V. 28, 1
[16]  V. 27, 6
[17]  Ib.


Séptimo tema
El Buen Jesús de Teresa de Jesús:
Jesús <<se hace pedazos por nosotros>> 

Para Teresa, la Eucaristía, es el lugar donde Jesús, como Maestro, enseña el camino evangélico hacia el Padre. Como no hay cosa que se le ponga delante Jesús quiso quedarse para mostrarnos los grandes misterios de la salvación. Teresa ve en la Eucaristía un signo vital del contacto y del trato con la persona de Jesús. Es el Maestro quien sigue descubre la necesidad nuestra de ayudarnos a la entrega al Padre.
Las enseñanzas de Jesús del Padre Nuestro, donde desarrolla Teresa la petición de danos hoy nuestro pan de cada día, resalta la vida del Buen Jesús en la entrega total al Padre por medio del ejercicio de la voluntad. ¿Cómo entregarnos a Dios en la vida ordinaria y cotidiana? ¿Por qué es necesario dar nuestra voluntad a Dios y de qué forma? Es Jesús quién nos enseña cómo ponerlo por obra. Jesús se ejercita y nos muestra el camino de la generosidad y oblación continua al Padre. Teresa reflexionar en la presencia eucarística de Jesús y concluye la necesidad del Buen Jesús de mostrarnos el Camino y buscó un medio admirable adonde nos mostró el extremo de amor que nos tiene, y en su nombre y en el de sus hermanos, pidió esta petición: El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, Señor[1] Un medio que sirviera de modelaje en el ejercicio de hacer la voluntad de Dios.
El Maestro enseñó a Teresa que la Eucaristía en su vida se hace una experiencia real cuando  tiene conexión con la realidad, la relación con los otros, con la vida misma expresada como donación cotidiana y constante en todo lo que se hace en bien de Dios. La Eucaristía es real cuando se prolonga en la vida cotidiana siguiendo las actitudes de Jesús en el amor y entrega, haciendo la voluntad del Padre. Es la manera como Jesús se quedó con nosotros para enseñarnos el camino de la entrega al Padre.
Teresa contempla la manera como Jesús se entrega, una manera gráfica de mostrarnos hasta dónde está se puede amar por los demás, y Él, …se hace día a día pedazos por nosotros[2]. Es Jesús quien se hace pedazos en el amor a Dios y los demás. Esta es la auténtica y verdadera Eucaristía que nos ofrece Jesús como modelaje y el mejor signo del ejercicio oblativo al Padre y a la humanidad, como él lo hizo y sigue haciendo en cada Eucaristía.
Jesús ofrece y se ofrece día a día en la Eucaristía dándose, entregándose para mostrar un medio por donde podemos nosotros dejarnos enseñar por Él. Para quienes quieren seguir al Buen Jesús era necesario ver su entrega de amor y, ante nuestras flaquezas, inconsistencias, indiferencias, tibiezas, infidelidades quiere despertarnos, y no una vez sino cada día, que aquí se debía determinar quedarse con nosotros…[3]
Para Teresa en la oración, principalmente después de comulgar, es de suma importancia la presencia de Jesús en la Eucaristía. Es Jesús amigo quien está presente y actuante en el interior  cada vez que le comemos su Cuerpo y su Sangre y al estar cerca, dentro, no hay para qué le ir a buscar en otra parte más lejos[4]. Cristo está ahí y está para entrar en comunión directa y personal con cada uno de nosotros. El está ahí para que nos lleguemos a Él. El está ahí, no solo para comunicar sus grandezas, sino para comunicarse Él mismo, de persona a persona. Él busca siempre la comunicación personal. A los que ve que se han de aprovechar de su presencia, El se les descubre; que, aunque no le vean con los ojos corporales, muchos modos tiene de mostrarse al alma por grandes sentimientos interiores y por diferentes vías[5].
El momento primordial para Teresa de Jesús, donde se deja cautivar por la persona de Jesús es después de comulgar… Teresa insiste que este espacio, dentro de la Eucaristía es un momento que tenemos que propiciar, pues es el encuentro con la misma persona de Jesús. Ella, conocedora de esta experiencia nos ofrece un método sencillo que podemos hacer todas las veces cuando comulgamos en la Eucaristía, y es:
1º …acabando de recibir al Señor, pues tenéis la misma persona delante,
2º …procurad cerrar los ojos del cuerpo y abrir los del alma y miraros al corazón – a Jesús-;
3o …él se da a conocer, conforme al deseo que tenemos de verle. Y tanto lo podéis desear, que se os descubra del todo…
Recomienda Teresa:  …que yo os digo, y otra vez lo digo y muchas lo querría decir, que si tomáis esta costumbre todas las veces que comulgareis, y procurad tener tal conciencia que os sea lícito gozar a menudo de este bien ….[6]
La santa, crea una catequesis para que el orante se dé cuenta de la riqueza Eucarística que se tiene y hay que nutrir y alimentarse para el camino de la contemplación. Por lo tanto, el buen Jesús está en el pan Eucarístico para:
*       aprovechamos bien de su compañía,
*       se queda con nosotros para ayudarnos y animarnos y sustentarnos a hacer esta voluntad que hemos dicho se cumpla en nosotros….[7]
*       El quiere no desampararnos, sino estarse aquí con nosotros para más gloria de sus amigos…[8]
*       el alma hallará en el Santísimo Sacramento sabor y consolación.….[9]
*       es mantenimiento para estos cuerpos…, y gran medicina aun para los males corporales…[10]
*       hace maravillas este santísimo Pan en los que dignamente le reciben son muy notorias,… [11]
*       no hay para qué le ir a buscar en otra parte más lejos; sino que, pues sabemos que mientras no consume el calor natural los accidentes del pan, que está con nosotros el buen Jesús, que nos lleguemos a Él. Pues, si cuando andaba en el mundo, de sólo tocar sus ropas sanaba los enfermos, ¿qué hay que dudar que hará milagros estando tan dentro de mí, si tenemos fe, y nos dará lo que le pidiéremos, pues está en nuestra casa? Y no suele Su Majestad pagar mal la posada, si le hacen buen hospedaje….[12]
*       Debajo de aquel pan está tratable;…[13]
*       aprovechar de su presencia, El se les descubre; …Estaos vos con El de buena gana. No perdáis tan buena sazón de negociar como es la hora después de haber comulgado….está dentro de vos,…es buen tiempo para que os enseñe nuestro Maestro, y que le oigamos y besemos los pies porque nos quiso enseñar, y le supliquéis no se vaya de con vos…[14]


Aprendemos de Teresa a:
*       La experiencia teresiana de la Eucaristía no es sólo ritual, ni de cumplimiento u obligación, sino la descubre cómo un espacio vital de fe, experiencia y entrega, donde el Buen Jesús nos muestra como hacernos día a día pedazos en hacer la voluntad de Dios y en el desgaste cotidiano, ser pan partido para los demás….
*       La necesidad de educarnos en el verdadero sentido Eucarístico y la vivencia del Sacramento que es la Eucaristía como un espacio vital de encuentro con el Buen Jesús vivo y que nos sigue mostrando el camino y el ejercicio de hacer la voluntad del Padre. Es ver en el buen Jesús que nos mostró el extremo de su amor que nos tiene, al quedarse con nosotros en el pan eucarístico…
*       Para Teresa, es de suma importancia la presencia del amigo. En la Eucaristía descubrimos a la persona de Jesús, que después de comulgar, lo podemos hacer presente, dentro como una experiencia continua y abierta a mantener una relación de amistad. Es despertarnos del día al día en la Eucaristía, a amar al Padre como Jesús nos lo enseña… para hacer su voluntad…
Jesús en la Eucaristía está cercano y asequible, no hay para qué le ir a buscar en otra parte más lejos[15]. Cristo está ahí y está para entrar en comunión directa y personal con el creyente. El está ahí para que nos lleguemos a Él. El está ahí, no solo para comunicar sus grandezas, sino para comunicarse Él mismo, de persona a persona. Él busca siempre la comunicación personal. A los que ve que se han de aprovechar de su presencia, El se les descubre; que, aunque no le vean con los ojos corporales, muchos modos tiene de mostrarse al alma por grandes sentimientos interiores y por diferentes vías[16].


[1]  C. 33, 1
[2]  C. 33, 3
[3]  33, 2
[4]  34, 8
[5]  34, 10
[6]  34, 12
[7]  34, 1
[8]  34, 1
[9]  34, 2
[10]  34, 6
[11]  34, 6
[12]  34, 8
[13]  34, 9
[14]  34, 10
[15]  34, 8
[16]  34, 10


Octavo tema
El Buen Jesús: nos enseña el camino de la oración.

Teresa nos ha lanzado a la experiencia del trato cercano, tratable con el Buen Jesús donde es el centro y es quien nos enseña el camino de la verdad. Aquella verdad que marcó la vida de Teresa siendo muy niña y tras un camino largo de experiencias se encuentra de nuevo. En la escuela evangélica-teresiana que se nos propone no entra una vida de mentira, de apariencias, de poses, sino una vida de frente a Dios y al otro con toda verdad. Teresa descubre que la verdadera oración lleva al encuentro con la misma verdad personal y de Dios.
Uno de los principios teresianos en el camino de la oración es don de Dios y enseñada por el Buen Jesús, como el Maestro verdadero, es don del Señor de ella y del cielo, que, en fin, da como quien es[1]. Y cuánto tiempo tuvo que aprender la santa a descubrir este lenguaje distinto de Dios. Pues la oración, lo descubre Teresa,  no se aprende en cuántas horas, oraciones, devociones, actos de piedad se realicen, sino la oración se realiza en la espontaneidad de la vida y con conciencia en donde se va consolidando como una opción determinante que se vuelve esencial para el camino de la fe.
Teresa al descubrir el don de la oración se abre a un horizonte de novedades, de descubrimientos, de verdades. Su actitud de disponibilidad la llevará a saberse acompañada por Jesús y dejarse enseñar por Él, que va cobrando rostro de Maestro y ella de discípula. Para que se de este enseñamiento, es necesario reconocer que el Maestro es quien da la pauta para emprender la marcha del trato de amistad, del camino de verdades que experimentará en cada momento orante, en cada encuentro en la Eucaristía, en la misma vida por medio del amor.
Teresa es consciente de que quién da y enseña en el camino es Jesús. Jesús se va mostrando como el Maestro que da la sabiduría, la ciencia del trato para que Teresa aprenda este nuevo lenguaje, este nuevo trato de amistad. Para Teresa, Jesús es quien se pone primero adelante en la práctica de lo que dice. Es Jesús nuestro modelo, es a Él a quien seguimos. Jesús en la experiencia orante de discípula en la vida de Teresa se va mostrando así:
*       el mismo Señor mostró este camino de perfección diciendo: Toma tu cruz y sígueme. Él es nuestro dechado; no hay que temer quien por sólo contentarle siguiere sus consejos[2].
*       su Majestad por experiencia me lo daba a entender,… en comenzando a tener algo de oración sobrenatural, digo de quietud[3]
*       aquí, se ve nos acompaña y quiere hacer mercedes también la Humanidad Sacratísima[4]
*       está claro que el mismo maestro cuando enseña una cosa toma amor con el discípulo y gusta de que le contente lo que le enseña, y le ayuda mucho a que lo aprenda, y así hará este Maestro celestial con nosotras[5]
*       Mirad las palabras que dice aquella boca divina, que en la primera entenderéis luego el amor que os tiene, que no es pequeño bien y regalo del discípulo ver que su maestro le ama[6]
*       Es muy piadoso, y a personas afligidas y desfavorecidas jamás falta, si confían en él solo[7]
*       Ahora mirad, hijas, qué sabiduría tan grande de nuestro Maestro[8].
Teresa acoge el don, acoge a la misma persona de Jesús que le muestra el camino de la oración. La amistad es bien acompañada, pues aparte de ser el amigo, es el Maestro, quien le va indicando qué hacer en los diversos modos de orar, no deja sólo al discípulo, al contrario… es compañía siempre.
*       procuraba estarme recogida con él;[9]
*       de tal maestro como quien nos enseñó esta oración, y con tanto amor y deseo que nos aprovechase, nunca Dios quiera que no nos acordemos de él muchas veces cuando decimos la oración, aunque por ser flacos no sean todas[10].
*       Lo que podemos hacer nosotros es procurar estar a solas  y plega a Dios que baste, como digo para que entendamos con quién estamos  y lo que nos responde el Señor a nuestras peticiones. ¿Pensáis que se está callando?. Aunque no le oímos, bien habla al corazón cuando le pedimos de corazón[11].
*       Y bien es consideremos somos cada una de nosotras a quien enseñó esta oración y que nos la está mostrando, pues nunca el maestro está tan lejos del discípulo que sea menester dar voces, sino muy junto. Esto quiero yo entendáis vosotras os conviene para rezar bien el Paternóster: no apartarse de cabe el maestro que os le mostró[12].
*     Entiende que, sin ruido de palabras, le está enseñando este Maestro divino[13]
*     Procurad… tener compañía. ¿Pues qué mejor que la del mismo Maestro que enseñó la oración que vais a rezar?[14]
*     trabajar andar cabe este verdadero Maestro[15].
*     Pues juntaos cabe este buen Maestro muy determinadas a aprender lo que os enseña, y su Majestad hará que no dejéis de salir buenas discípulas, ni os dejará si no le dejáis[16].
*     Estaos vos con él de buena gana; no perdáis tan buena razón de negociar como es la hora después de haber comulgado. Si la obediencia os mandare, hermanas, otra cosa, procurad dejar el alma con el Señor[17]
*     Este, pues, es buen tiempo para que os enseñe nuestro Maestro, y que le oigamos y besemos los pies porque nos quiso enseñar, y le supliquéis no se vaya de con vos.[18]
*     Es muy amigo tratemos verdad con él; tratando con llaneza y claridad, que no digamos una cosa y nos quede otra, siempre da más de lo que le pedimos[19].
Ejercer el discipulado es tener la conciencia de que no todo lo sabe, que es necesario aprender. Por eso, el discípulo sigue las enseñanzas del Maestro …de tal maestro como quien nos enseñó esta oración y con tanto amor y deseo que nos aprovechase…[20] Es Jesús, el Maestro, quien nos abre su interioridad y nos muestra no sólo los contenidos existenciales de su oración, sino el modo de realizarla. Un buen maestro enseña lo que vive, su experiencia, porque sabe que sus discípulos están atentos a deprender más que con palabras, con la vida.
Por eso, Teresa hace hincapié al decir que en la misma oración, en la misma práctica se hace desde el Maestro y se recuerda la enseñanza …nunca Dios quiera que no nos acordemos de El muchas veces cuando decimos la oración, aunque por ser flacos no sean todas.[21]
Teresa aprendió a recibir del buen Jesús este don de la oración. La oración en la vida de Teresa es un medio eficaz de relación con Dios, de amistad con él y los momentos en que se acentúa esa experiencia gratuita de donación de Dios. En la oración, Teresa va disponiéndose a aprender a recibir...cuando su Majestad quiere, en un punto lo enseña todo, de manera que yo me espanto…[22]. Ella hace una confesión de lo que ha significado dejarse educar y enseñar por Dios... una cosa puedo decir con verdad: que, aunque hablaba con muchas personas espirituales, que querían darme entender lo que el Señor me daba para que se lo supiese decir, y es cierto que era tanta mi torpeza; que poco ni mucho me aprovechaba; o querría el Señor, como su Majestad fue siempre mi Maestro... [23]
En el camino de la oración, Jesús no nos deja solos. Hay muchos medios por los cuales la persona puede despertar su conciencia para dejarse educar por Jesús. Reconocer que el camino no es por los propios méritos y esfuerzos, sino con la ayuda de Dios y de los medios que Él dispone para despertar al amor es necesario tomarlos en cuenta para crecer en la disponibilidad de la opción por Dios.  

Aprendemos de Teresa a:
*       A dejarnos educar por el Buen Jesús, como el maestro verdadero quien nos enseña a orar.
*       Para orar, es necesario la disposición para recibir, acoger el don.
*       Orar se aprende orando. Al recibir el don, vivirlo en clave de amistad, de trato, de poner en la vida orante al Buen Jesús como centro.
*       La oración centra la mirada en el buen Jesús: y es necesario: estar con Él, andar con Él, tratar verdades con Él, mirarle, tratarle con llaneza, claridad y verdad….
Y una última recomendación que Teresa nos pide: nunca olvidarnos que cuando oremos, tengamos muy presente al Buen Jesús quien nos enseñó este camino de oración…. siempre considerarnos discípul@s.


[1]  C 25,2
[2]  V 15, 13
[3]  V. 22, 3
[4]  V 27,4
[5]  C 21,4
[6]  C 26,11
[7]  C 29,2
[8]  C. 30, 4
[9]  V. 22, 3
[10]  C 24,3
[11]  V. 24, 4
[12]  C 24,4
[13]  V. 25, 2
[14]  V. 26, 6
[15]  C 26,2
[16]  V. 26, 6
[17]  V. 34, 2
[18]  C 34,2
[19]  C 37,4
[20]  C. 24, 2
[21]  C. 24, 2
[22]  V. 12, 6
[23]  V. 12, 6



Noveno día
El buen Jesús, camino verdadero de la oración.

 El Buen Jesús, en el proceso de vida espiritual en Teresa de Jesús va a ser el centro dinamizador de su itinerario. Es Él quien le va enseñando como Maestro y le comunica verdades en relación a su misterio. La oración, decíamos, es el medio por el cual Teresa se deja acompañar por Cristo, el Maestro y va a deprender grandes verdades de la Verdad misma.
De muchas maneras el Buen Jesús le comunica a Teresa lo que él ES. En el libro de la Vida, el Señor se le presenta como el libro vivo[1], donde su Majestad ha sido el libro verdadero a donde he visto las verdades[2] En donde...deja impreso lo que se ha de leer y hacer de manera que no se pueda olvidar…[3]
Aparece en la Vida de Teresa de Jesús la presencia de Jesús como el Maestro[4] quien le muestra el camino en el cual poco a poco va entendiendo la senda hacia el Padre. Esta manera pedagógica de Jesús hace que en la vida de Teresa entienda:
*           Dónde está Dios[5].
*           La voluntad y el amor del Padre y del Hijo están unidas en sí[6]
*           Le muestra que Dios es Padre[7]
*           Está tan cerca, dentro de sí, es huésped de nuestra alma[8]
*           Estamos habitados por Dios no es menester andar a buscar consideraciones para conocer que está allí Dios[9]
*           Estamos invitados a mantener una comunión íntima con Dios, …se me representó son tres Personas distintas, que cada una se puede mirar y hablar por sí[10]
Teresa hará un cambio esencial en su vida orante, cuando descubra que la oración se aprende orando, como el Buen Jesús enseña en el evangelio y hará un giro en su experiencia orante a no reducir sólo la oración a momentos concretos de la vida sino convertirla en vida a partir de los acontecimientos que se entremezclan en la amistad y convertirlos en oración. En donde se comparte la vida, los intereses, las frustraciones, los desánimos, las luchas, las tentaciones, la voluntad….
La oración despierta la conciencia para darnos cuenta de las verdades: Dios es quien se da gratuitamente, el hombre se dispone, con humildad. Teresa ya inicia el camino de la humildad…. tiene calibrada su experiencia en el reconocimiento de la bondad de Dios al aceptar sus mercedes. Gran verdad es descubrir cuánto recibimos de Dios….
*       No me parece acababa yo de disponerme a quererle servir, cuando su Majestad me comenzaba a tornar a regalar.
*       No parece sino que lo que otros procuran con gran trabajo adquirir, granjeaba el Señor conmigo que yo lo quisiese recibir, que era ya en estos postreros años darme gustos y regalos.
Por ello, cuando hablamos de oración teresiana es la vida de la persona volcada en Dios y la vida de Dios volcada hacia la persona. La oración teresiana es un movimiento de interiorización, de profundización en Dios y en nosotros. Es un movimiento de personalización, porque es relación con la Persona que hace personas. Por eso, la oración no es un movimiento hacia un yo íntimo –movimiento intimista-, hacia una zona substraída al influjo separador de la exterioridad. Es camino hacia la persona, hacia el SER. No huida de algo sino búsqueda de la presencia de Alguien: Dios.[11]
En la experiencia teresiana de las verdades comunicadas con Dios no sólo es el hecho pasivo de recibir y quedarse en la persona de Teresa de Jesús, sino en el proceso se va desarrollando, a partir de las intuiciones o mociones que Dios le comunica y así va responde a las acciones de Dios.

Efectos:
*         Los regalos son de Dios, no son por obra de la persona[12].
*         Amor a Dios: nuevas fuerzas.[13]
*         Discreción (Discernimiento).[14]
*         LIBRO VIVO: Cristo es el libro vivo: libro verdadero[15].
*         Camino a seguir en la vida y en la oración: la sacratísima humanidad de Cristo[16]
*         Proceso de verdad: Comunica poco a poco las verdades[17]
Y una clave que Teresa nos ofrece es cuando la oración produce frutos en la vida de relación con los demás, con el prójimo, que la santa describe: Cuando yo veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, que parece no se osan bullir ni menear el pensamiento porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión y piensan que allí está todo el negoció. Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor; y que si ves a una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si tiene algún dolor, te duela a ti.... esta es la verdadera unión con su voluntad[18] .
Por ello, Teresa hará hincapié en:
*       Crecer en el amor afectivo y efectivo para con el prójimo...obras quiere el Señor;.. esta es la verdadera unión con su voluntad[19]
*       Crecer en las virtudes,…procuráis virtudes y... ejercicio de ellas..... porque ya sabéis que quien no crece, decrece[20].
Por ello, lo central en la oración que Teresa nos propone es el trato, el encuentro de dos personas, dos amigos que se descubren, hablan verdades, se revelan en el camino del trato, de la comunicación, de la amistad.
Teresa, define lo que es la oración:
No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama…
El centro de la oración teresiana es el trato. Un lenguaje que Teresa aprenderá en torno a descubrir la amistad de Dios-gracia. Un lenguaje de gratuidad, que nace desde el interior, de las entrañas del SER, donde se da la verdadera comunión, en el hondón de nuestra interioridad, donde nos sabemos habitados, engolfados en Dios.
Oración es igual a amistad. Y en la oración se da la relación que es la experiencia de encuentro. La experiencia de oración tiene un principio, saberse amado. Sin embargo, hay dos lenguajes distintos en este amor: de Jesús y el nuestro.
Y si vos no aun no le amáis  (porque para ser verdadero el amor y que dure la amistad hanse de encontrar las condiciones: la del Señor ya se sabe que no puede tener falta, la nuestra es ser viciosa, sensual, ingrata), no podéis acabar con vos de amarle tanto, porque no es de vuestra condición; mas viendo lo mucho que os va en tener su amistad y lo mucho que os ama, pasáis por esta pena de estar mucho con quien es tan diferente de vos.
Las condiciones es la experiencia de dos lenguajes distintos donde no fluye la comunicación. El lenguaje de Jesús en clave de amistad es gratuidad, donación, entrega, dar la vida…. será necesario que la condición nuestra, se apareje a la de Jesús para que la oración verdadera se transforme en obras.
En esta experiencia de condiciones distintas se descubre los diversos momentos donde es necesario perseverar, mantenerse, confiar… si, por la condición nuestra, y las luchas y dificultades nos alejáramos de la oración y tomáramos conciencia de volver…en arrepintiéndose de veras y determinándose a no le ofender, se torna a la amistad que estaba y hacer las mercedes que antes hacía, y a las veces mucho más si el arrepentimiento lo merece.
El lenguaje de gratuidad-amistad de Dios, siempre está presente. La condición de Jesús, permanece por la amistad-gracia. 

Aprendemos de Teresa a:
*       La oración es gracia-don-amistad.
*       La experiencia de ser amados por Dios, es el principio de la vivencia del amor verdadero.
*       La oración es trato: relación, atención, centrarse en el Otro….
*       La oración nos educa para ser de la misa condición de Jesús: fiel, gratuidad, donación, entrega,…
*       La amistad-gracia de Dios permanece…. está…. Siempre podremos retornar a la amistad con Dios.



[1]  V. 27, 6.
[2]  V. 27, 6
[3]  Ib.
[4]  C. 27, 5
[5]  C. 27, 1
[6]  C. 27, 3
[7]  C. 28,  6
[8]  C. 28, 2-3
[9]  CC. 60, 10
[10]  CC. 60, 3
[11] HERRAÍZ, Maximiliano, ocd, Introducción al Castillo Interior, Editorial Monte Carmelo,  2001, pp. 37.
[12]  V. 29, 3
[13]  V. 29, 4; 29, 8
[14]  V. 29, 9
[15]  V. 27, 6
[16]  V. 22
[17]  V. 28, 1
[18]  5M 4, 11
[19]  5M  4, 11
[20]  7M 4, 9

                                        


Julio Rincón, ocd
Alba de Tormes, ESPAÑA
14 al 22 de octubre de 2011 

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